Lo tiene todo, salvo el valor de tomar la decisión de vivir. Le resultó tan fácil manipular desde el talento a los que le rodean, que no se preocupó de desarrollar otras capacidades.
Ahora que le toca tomar decisiones y escoger un camino para seguir adelante, trata de hacer lo único que sabe hacer.
Pero manipularse a si mismo nunca fue un buen negocio. Y como sigue siendo una cómoda, la espiral de su mente terminará por agotar toda opción de futuro decente.
Y aún no tiene los treinta. Qué pena.
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