martes, 22 de junio de 2010

Pero...será light ¿verdad?

Es una mujer con un temperamento único. De eso no cabe duda.

Nos llevamos muy bien. Comenzamos a tratarnos hace ya bastante tiempo. Hablábamos de muchas cosas, lo cual incluía naturalmente el sexo y mis escarceos como dominante. Y siempre hubo una química especial. No era necesario explicarse las cosas. Con la mera exposición de un tema, era suficiente para que el otro comprendiera. Supongo que en el fondo, coincidimos en el modo de tomarnos el día a día.

Tanto, que incluso tuvimos tiempo de tener una cita para conocernos. Para mi, fue la primera con alguien salido de una pantalla de ordenador. Ciertamente, creo que ninguno pensábamos en acostarnos. Y cuando nos despedimos, yo seguía sin pensar en ello. Realmente, mi interés en algo sexual radicaba en que fuera parte de mis entonces fantasías como dominante (aunque no tenía una idea muy definida de que era eso) Descartaba totalmente (como sigo haciendo ahora) la posibilidad de tener una relación exclusivamente para follar. Eso creo que es algo que tenía claro en aquel instante, y lo sigo teniendo ahora. Por aquellos días, todo lo demás era un absoluto caos en mi cabeza. Sentía pulsiones, deseos, imaginaba actos, situaciones.....pero no era capaz de darle una forma concreta, y menos aún de trazar una estrategia para experimentar parte de ello en realidad.

Paso tiempo antes de volver a vernos. En ese periodo, ya había tenido mi bautismo de fuego, y casi la primera comunión. Planeaba cierta tensión sexual en nuestras charlas, así que cuando fue tomando forma una nueva cita, decidí apostar fuerte. Y le propuse que jugaramos, sí, pero ella adoptaría el rol de sumisa. Según me confesó más adelante, en ese momento sintió tal excitación que empapó su ropa interior. A la vez que un profundo temor. Hubo un momento de silencio. Y al rato, tan solo me dijo “Pero será light ¿no?”. Me sorprendió. Sabía que fantaseaba con ciertas situaciones, pero no esperaba que se pusiera en mis manos casi sin condiciones. Le aseguré que no pasaría nada que no quisiera ella que ocurriese. Y de inmediato, procedimos a fijar los límites, todos ellos muy razonables. Volvió a sorprenderme, pues a la vista del acuerdo, pensé ¿y que considerará esta mujer que es algo fuerte?

Nos vimos una semana después. Venía nerviosa y dispuesta. Quedo desnuda ante mi, y comencé a aplicar las cuerdas a su magnífico pecho. Y las pinzas. Y la cera. Y más pinzas en su vagina. Y sus brazos inmovilizados a la espalda. Lubricó con su boca el dildo, y lo hizo desaparecer alternativamente en sus agujeros. Me dio satisfacción. Y de remate, le propuse introducir varios dedos en su sexo. Asintió....y admitió la mano entera. No paraba de correrse, como una posesa...hasta que perdió el sentido.

Al final, agotada y satisfecha, le recordé con malicia su petición.

-“¿Te pareció suficientemente light?”

-Sonrió, y me dijo con un delicioso deje de timidez “Sabía que ibas a respetar lo pactado”

Como dije al principio, una mujer con un temperamento único.

Absolutamente excepcional.