sábado, 23 de noviembre de 2013

La I

Ahí estaba escrita. En rojo, en una esquina de la hoja. Escueta, delimitada, y para mí, contundente.

La I que marca mi desidia, evidencia el extravío y la confusión en lo que deben ser mis prioridades.

Un severo toque de atención. Muy severo, pues además sabía que iba a ocurrir, y que no debía haber permitido que pasara. Ahora, a correr, a recuperar el tiempo perdido, a improvisar, a forzar la máquina sin necesidad, a hacer de algo natural un proceso tenso para recuperar el paso.

Los suspensos están para los estudiantes, de acuerdo, y de ellos se aprende. No es tarde, ni mucho menos, pero he quemado un cartucho que probablemente me haga falta más adelante. Y las circustancias no son excusa. En fin.

El caso es que tuve que darme de bruces con la I, en rojo, en la esquina de la hoja, para ver que hay otra I que no se ve, sin color y sin papel que, sin embargo, es mucho más evidente que la primera.

Puede que tenga remedio, pero esa va a costar más recuperarla. Si es que aún hay examen de recuperación. Al menos me he dado cuenta del cate que me he llevado. Es un principio, naturalmente.

Casablanca

Esta noche tuve la enésima discusión sobre esa película.

Hay pocas más sobrevaloradas en toda la historia. Para mi, es objeto mitológico de frustrados inconsecuentes. Y no hay una escena de las consideradas míticas que se salve.

Vamos, que es la precusora de los videoclips. Ni Bogart es un señor, ni Ingrid Bergman una mujer adorable.

Sólo sería creible si se hubieran ido los dos juntos al final....pero no.

Bogart, en El sueño eterno.

Y Lauren Bacall (aunque no sale en Casablanca, luego fue su pareja cinematográfica y real) en Harper,con Paul Newman.

Ahí si que es absolutamente deseable.

En cuanto a Ingrid Bergman.....menos Casablanca, cualquiera.

Y los amantes de la estética sentimentaloide, que se vayan a escuchar tocar a Woody Allen.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Mimosa

No es el estado predominante. Lógico, pues sí, en ocasiones.

Se sucede con otros, se entremezclan, prevalecen en un momento dado y luego ceden ante otro empuje que toma momentáneamente el lugar. Un carrusel, a veces vertiginoso, otras pausado, siempre dentro de una sensación de natural fliudez.

Sí, ya, queda genial hablar de posesión, entrega, sumisión, lascivia, lujuria, humedad, ruptura, quiebro, disposición.

Sin embargo, navegando, di con este tema, y el título es el que es Y como también es uno de los estados que se suceden, y el tempo refleja esa fluidez, pues lo pongo.

Porque me apetece.


 Por cierto, en todo caso, Jimmy Smith presentará a George Benson. Eso de que la memoria del mundo comience para algunos en los 90.......dichosa era de internet.

martes, 12 de noviembre de 2013

Click. Evolución

Una evolución. Ya no existe disparo.

Es un estado casi natural.

Fluido.


 


Cotidiano, de una voluptuosa suavidad

Sereno e intenso. Y bello

Brillante y bello.

Y tangible.

Posesivamente bello.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Me resbalé

"Noodles...., I ... slipped"



85 años de Ennio Morricone
un hombre que crea
sobre todo
momentos bellos

viernes, 8 de noviembre de 2013

È inutile parlare ancora...

Sí, es perfectamente inútil.

No es que no haya nada que hacer, o nada que decir. No, no es eso. Se pueden decir muchas cosas. Bueno, eso es algo que se puede hacer siempre, de hecho, hay tanta gente por ahí que habla tanto y no dice nada, o casi nada.

Pero es que no hace falta decir nada. No es necesario. No es preciso argumentar, diseccionar, racionalizar o comprender verbalmente. Decía Marco Aurelio que lo que no te hace peor no es malo. No sé si lo que te hace mejor es bueno.

Y es que da igual. Según escribo me doy cuenta de que trato de poner palabras y no, es absolutamente inútil. La comprensión entra por el aire, por los ojos, por la piel, por la humedad que llena la boca.

Y aunque el hablarlo produce satisfacción, en el fondo siento que es intuitivamente inútil. Aunque, por otro lado ¿quién quiere valorar ciertas cosas en términos de utilidad?. Esa intuición la he tenido desde que comencé, tiempo atrás. Y es que hay una sútil diferencia entre decir de algo que me sirve, y que está hecho para mi. Para mucho, parece que inútil diferencia.


Pues sí, embriagadoramente inútil. ¡Que gusto!






"Mas pra que
Pra que tanto céu
Pra que tanto mar,
Pra que
De que serve esta onda que quebra
E o vento da tarde
De que serve a tarde
Inútil paisagem"

jueves, 7 de noviembre de 2013

Imperativos

Pues no, no me gustan. Los encuentro innecesarios, casi violentos. Y aunque a veces tengo un pronto intenso, una de las frases que más me gustan dice algo así como "la violencia es el último recurso del incompetente". Y algo de verdad lleva consigo, sí.

Así pues, es difícil que opte por imponer. Me resulta mucho más eficaz anunar, convencer, conducir. Más elaborado, cierto, pero reconfortante al final.

Sin embargo, el juego principal de estos días se enrosca alrededor de un imperativo.Bueno, ya, desde anoche son dos. Aunque sólo tienen como tal el tiempo verbal. En realidad, se convierten en una conminación suave. Un interruptor que provoca una reacción inevitable. Un auténtico intercambio de poder.

No es el único estímulo. Más bien es el resultado, ya, de un conjunto de ellos, dirigidos a obtener un estado de mente y cuerpo que permitan que una sóla palabra explote en un delicioso desenlace. Y funciona. Ver como todo el cuerpo se estremece, la tensión en la piel, la entrega que asoma en la mirada.

Hace quince días sonaba a ciencia ficción. Y resulta que ahora ocurre. Con la inestimable compañía de una veta masoquista que cada día es más clara y definida. Lo que antes provocaba sólo dolor ahora produce placer.

Hay que ver. No se puede dar nada por supuesto. Al final, hasta me encuentro cómodo usando imperativos.

Si es que ¡no me lo puedo creer!

PD. Tenemos un lugar muy apropiado para jugar. Cómodo, tranquilo, discreto, con la necesaria presencia de terceros para que además la perversidad fluya de un modo particular. La mujer sentada enfrente se dio cuenta de lo que ocurría y no nos quitaba ojo. Nada era explícito, pero sin embargo resultaba tan...evidente. Y siempre con una selección musical intachable. Ayer, entre otros temas, nos acompañaba éste.



Me gusta asociar una canción a momentos señalados. Y para las cinco perlas de anoche, queda Mr Browne. Y podría haber ido "just a little bit longer". Pero no hay que abusar. O no siempre.