jueves, 31 de diciembre de 2020

Adiós, deleznable 2020

 

En el imaginario colectivo, ha sido un año tan malo que lo mejor que puede pasar es que se acabe. No estoy al tanto, pero imagino que habrá centenas de mensajes prefabricados pululando por todo tipo de red con imágenes variadas aplastando al infausto 2020. No es el peor de la historia, eso seguro, aunque los omnipresentes medios de comunicación, tanto los tradicionales como los de nuevo cuño, han sembrado tan eficientemente la semilla en cada una de las cabezas a las que han logrado acceder que es difícil hallar a alguien que no te salude estos días con la consabida frase sobre su deseada finalización.

Sin embargo, no todo es tan terrible, dentro de la magnitud de los hechos trágicos que han golpeado (y lo seguirán haciendo durante algún tiempo) a millones de personas. Como toda crisis, ha generado vértigos y oportunidad, acelerando procesos, ralentizado vidas y destruido aquello que no se ha adaptado a la gravedad de la situación. Está escrito, desde hace siglos, que sólo sobrevive quien se adapta, y lo que trae un tiempo así es una visión descarnada y acelerada de ello.

Así pues, no todo es malo. Ni personal ni colectivamente. Y ahora, en este último aliento, en un repaso rápido de lo acontecido, me vienen al recuerdo diversos hechos que me sacan una sonrisa. Hechos que me hablan de fetiches disfrutados, fantasías materializadas, de la resiliencia increíble que ofrece un modelado cuidadoso, firme y adecuado, que hace brotar de nuevo, aún en la adversidad, la complicidad más perversa a pesar de la distancia. O la constatación de que, aún adormecidos los sentidos y el espíritu por la ausencia de estímulo, el carácter adecuado en breves y precisos momentos tuvo y tendrá siempre la virtud de volver a sacarme esa mirada y la sonrisa que solo siente quien la provoca, y recibe sus placenteramente dolorosas consecuencias.

Fueron momentos breves, espaciados, sin la continuidad acostumbrada, pero, precisamente por ello, indefiniblemente intensos. Compartidamente intensos. Y lo mejor no es lo vivido, sino no lo que queda por vivir.

Esa es parte de la herencia que me deja este infausto año. Se que dentro de muchos años, cuando las hemerotecas hablen de él, yo podré esbozar una estimulante sonrisa. Sí, “esa” sonrisa.

Adiós, deleznable 2020

No cuadra (oda a los tarados)

 

De ninguna de las maneras. La historia y el modo de relatarla no es que esté cogida con alfileres, no. Está sabia y manipuladoramente redactada para apelar a las tripas dejando de lado la multitud de zonas oscuras que contiene.

Los delitos han de probarse. La emotividad no es una prueba. Es reflejo del entorno en que vivimos, se apela al voto por cercanía emocional, no por programa (todos son iguales, ellos, nosotros....), se publicita colonia mostrando unas tetas, un torso desnudo o una orientación sexual indefinida (dónde quedará el atractivo del aroma)....se busca la desesperada necesidad de pertenencia dentro de un espacio ¿voluntariamente? individual, exclusivo y personalizado. Rebaños de exclusivos compartiendo base emocional bañada en un petulante y pretencioso oropel pseudo-racional.

“Le creo porque es de los míos, y ya está.” Inobjetable “razonamiento”

No cuadra, desde luego. Y me cuadra menos aún cuando veo el entorno de la señorita. He cruzado palabras con algunos de sus círculo, y la definición que los une, bajo mi prisma, es tarados gregarios carne de secta. Tarados sin capacidad social y con baja autoestima que sólo rompiendo lo que les rodea parecen poder hallar hueco. Tan pobres que no tienen la capacidad de aceptarse a sí mismos y exigen (sí, exigen, con dos cojones) la aceptación de los demás. Y no, claro, hasta ahí podíamos llegar. Si ni siquiera tú te gustas, no pretendas obligarme que me gustes a mí. Puedo ser tolerante si guardas respeto (que no sueles hacerlo) pero no tengo por qué aceptarte ni me vas a gustar.

Si quieres gustarle a todo el mundo, disfrázate de jamón ibérico ....aunque ni aún así. Claro que al jamón no le importa nada, es por si mismo y ya está.

Hay unas camarillas deleznables que no valen para un coño, minoritarias y sin propuesta de valor alguna más allá de su propio ombligo. Hasta ahora, me bastaba con ignorarlas. Pero cuando empiezan a afectarme de cerca, y me provocan la sensación de tener la necesidad de defender mi espacio, es señal de que han llegado demasiado lejos. Y no basta con mirar y dejar pasar. Primero vinieron a por los judíos, y como yo no era judío....

Pues ya están aquí.Por cierto, NB ¿es acrónimo de No Brains?

miércoles, 30 de diciembre de 2020

Animalitos

Habiendo personas y mentes....¿quién prefiere quedarse sólo con los instintos?
Creo que tengo la respuesta, pero el que se rebaja a la categoría de un animal jamás podrá entenderla.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Géneros y fluidez

 

Hacía tiempo que no me confundía con representantes del género estúpido.

Hoy ocurrió. Si es que cada vez hay más. Desde luego, le dan una nueva dimensión al concepto de fluidez. Meramente mental, naturalmente.

Dedicado a alguien con una fina capacidad para apreciar la humedad de los matices, aunque su nombre sugiere que apesta.

martes, 22 de diciembre de 2020

La lotería

 “Un buen Dominante debe saber llevarme, tener intuición, así como la capacidad de trazar mi camino. Una mezcla potente de corazón y cabeza, que me de forma y corrija adecuadamente en cada momento. Elegante, educado y que sepa estar.”

Con ligeras variaciones, ese es el premio gordo, sin duda.
Pero......compraste el décimo, ¿verdad?

sábado, 12 de diciembre de 2020

Ráfagas (on the beach)

 

La hora de la siesta ese día invitaba a ponerse a cubierto. El tórrido aire de la tarde achicharra bajo la sombra, y ni siquiera el frescor que trae el mar hace soportable la estancia en el exterior. Aún así, todos se quedaron fuera y ella decidió entrar. El calor la obligaba. El intenso calor interior que la tenía de mal humor desde hace días. Rabiaba, sin pulso ni medida, y lo que circula por su mente no le ayudaba a cambiar de ánimo. Antes al contrario, la realimentación empezaba a ser explosiva y no tenía traza alguna de atenuarse, al contrario, iba a más, y a más, a mucho más.

Con ese humor llegó a la habitación y tomó su teléfono. La que ella creía la causa de su estado estaba allí, encendiéndola aún más, como una sonrisa burlona que se mofa de su incapacidad para dirigirse como le gustaría. Porque a ella no la maneja nadie, en modo alguno, aunque a veces parezca que así es. Sólo lo parece, y es así pues sabe perfectamente que el mejor modo de manejar a otros es dejarles creer que llevan las riendas y en eso es una verdadera maestra. Sin embargo, tiene la sensación de que en esta ocasión a tropezado con su propia horma, y aunque cree que todo sigue el curso que ella quiere, siente con desazonadora intensidad que realmente no es así. E imaginar la risa burlona al otro lado no le ayuda mucho.

La impresión se acentuó mientras tenía lugar el diálogo que establecieron. Notaba como constantemente tiraba de ella en cada frase, pese a que no se permitía usar expresiones explícitas ni imperativas. Sin embargo, cada vez sentía más obligación ante aquellas sugerencias plenas de carga implícita. Notaba que algo le empujaba en contra de las premisas que había establecido como inamovibles, pero tampoco podía rechazar nada, pues no le pedía nada expresamente. Por ello, la desazón aumentaba frase a frase, y con sorpresa descubrió lo excitada que estaba. Lo cual era otro motivo de rabia, pues le costaba tanto dar salida a la excitación masturbándose (la opción de follarse a alguien estaba descartada en ese momento) que el resultado de todo aquello iba a ser una tensión y mal humor aún mayor.

No supo cómo, se encontró boca abajo sobre la alfombra y tocando su sexo asombrosamente mojado. Y menos aún supo cómo llegó tan rápido el orgasmo. Casi instantáneo, fulgurante para sus parámetros. Rugió, y notó que algo dentro de ella se había quebrado. Estaba confundida, tanto por su reacción como por el modo en que había llegado a hacer lo que hizo. La sensación de haber sido inducida era menor que la de haber obedecido. Sin que mediara una imposición determinante, mas el convencimiento de haber sido doblegada estaba ahí. Y también la certeza de saber cual era el camino que podría seguir. Se abrió de golpe, tentador e inevitable ante ella. Volvió a sentir el calor, pero la rabia había dejado de manar de su interior.

Y mientras, la sonrisa al otro lado del teléfono era amplia y luminosa. Le habría gustado observar la escena por un agujero de la pared. Pero también sabía que no tardaría en disfrutar en vivo de los sucesivos quiebros que habrían de llegar. Inevitablemente.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Ráfagas (ni de coña)

 

"Cientos de palabras se hacían presentes en mi mente: no, no puede ser, ni de coña, no lo hará, es sólo para probarme, no soy capaz, joder no, no, no, no......

Pero mi cuerpo me transmitía todo lo contrario."

Y yo disfruté de la deliciosa y aparente contradicción entre mente y cuerpo.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Rojo. Otra vez.

 

Rojo en las mejillas,
rojo en los pómulos,
rojo entre los muslos,
rojo en la espalda,
rojo en las nalgas,
rojo en tu sexo.....rojo en mi mirada.

Rojo. Me sigue gustando el rojo.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Exquisito (o la apoteosis del blanco y negro)

 

Al comenzar a adentrarme en este universo de perversidad particular, no tardé en darme cuenta de que uno de sus ejes fundamentales se basaba en tener la capacidad de percibir de manera diferente un mismo estímulo según fuera mediatizado por el enfoque hacia el mismo y los condicionamientos de la situación en la que se experimentaba. Y con no poco regocijo descubrí que la capacidad para variar esos registros a voluntad eran parte de la clave de todo el entramado.

Claro que una cosa es enunciarlo con sencillez, y otra ser capaz de acometerlo. Así pues requiere, tanto en el papel de ejecutor o parte activa como en el de receptor o parte pasiva, entre otros atributos, de ser capaz de apreciar y modular los matices de un modo preciso. Y conforme fui conociendo a diferentes participantes vi que esa capacidad no está tan extendida como cabría esperar. Vamos, que en ocasiones, era algo similar a aquello de explicarle lo que son los colores a quien carece de visión. Podrá apreciar infinitos matices al tacto, al oído o con cualquier otro sentido, pero será incapaz de hacerlo con lo que implica la vista....y nunca podrá, por mucho que se empeñe en aprender.

Llevo semanas leyendo la palabra exquisito ante cualquier evento mostrado en este lugar con cualquiera de las posibilidades que ofrece (básicamente de manera visual y escrita ), ya se trate de una nimiedad, algo absolutamente extraordinario o la más insustancial vulgaridad. Todo es exquisito, ya sea por falta de criterio para evaluar o por esa empalagosa orientación de halagar sin el menor gusto ni pudor. Y me da pena la constante rebaja de los mínimos criterios en aras de una vulgarización galopante que cada vez está más y más extendida. Eso cuando no se usa para las inconvenientes y cada vez más inconsistentes y cerriles disputas socio-políticas, que no entro a valorar si son adecuadas o no, pero de las que sí afirmo que contaminan un foro que en primera instancia es un lugar de encuentro para personas con unos gustos y criterios muy personales y de índole mayormente particular, y no un espacio asambleario para arreglar el mundo.

En resumen, que entre la falta de criterio y el abuso en su utilización, la palabra exquisito se está convirtiendo en sinónimo de vulgaridad. ¿A dónde iremos a parar?

lunes, 23 de noviembre de 2020

Probar

 

Probar....¿qué esperas probar?
Se prueba un sabor, incluso un olor en una perfumería. Aunque en el mundo real, los olores te asaltan. Los sabores, te sorprenden.

Probar....¿qué deseas probar?
Se prueba una caricia, aunque sea inesperada y se anticipe como un deseo. Incluso una mirada ante algo preparado para ser visto. Mas, de nuevo, las visiones no buscadas son las que dejan un huella marcada, y los matices del tacto provocan sensaciones inesperadas, inimaginadas.

Probar....¿qué puedes probar?
Hacer una prueba de sonido no trae el aroma único de una melodía engarzada inseparablemente a su ritmo adecuado. Y hay un ritmo para cada momento y situación, aunque no varíe el sonido. Pero no todos aprecian el matiz de la ocasión y la oportunidad.

Probar.....¿para qué probar? Saborea, experimenta y siente.

Nada más.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Estar al 200%

 Hay elementos que cuando se miden pierden todo su sentido.
No hay que estar al 200%, lo cual es absurdo e imposible.

Hay que ser.

Pero ya sabemos que no es quien quiere. Sólo, quien puede. Y aún así.....

lunes, 9 de noviembre de 2020

Trust

 

Read somewhere in this place.

“Trust comes before obedience. Submission is earned”

I agree the former. The later suits me better like this, “Submission is developed”.
But maybe it is just a subtle nuance.

viernes, 9 de octubre de 2020

Salir corriendo

 No todos los encuentros tienen buenos principios. Lo circunstancial pesa, aunque a veces no deja ver el bosque único que hay detrás. Hace no mucho me dijeron algo así:

“.....e apreciar matices, de tal manera que en otro tiempo habría salido corriendo en dirección contraria a la tuya, pero eso ocurría antes de saber que era sumisa, ahora deseo acercarme mas, aunque lo temo a la misma vez. No quería nadie con pareja, ....”

Hace no mucho, hace muchísimo y lo oiré mañana también si se da el caso.

Supongo que la correlación entre saberse sumisa y no salir corriendo ante mi estado se debe a que ha podido constatar que entre el aluvión de personas que tratan de disfrutar de este mundo de dominio y sumisión, muchos son los llamados pero realmente pocos son los elegidos. Y cuando se presenta la ocasión de conocer a alguien que sí parece ser, merece mucho la pena ver que posibilidades ofrece al menos el trabar conocimiento. Al menos, esa es mi experiencia. Si bien es cierto que cada uno debe obtener y valorar a partir de su propia experiencia. Faltaría más.

 

Por cierto....salió corriendo.

martes, 6 de octubre de 2020

Egos

 

De verdad, que cansinos son. Vengan de donde vengan.

Lo que no aguanto es a la incoherencia luciendo ego. Claro que eso es incompatible con estar a las duras y a las que no lo son. No hay manera de que den dos de cal seguidas ni por recomendación.

En fin.

Reserva y tiempo

Vaya por delante que me ha gustado. Me ha gustado y ahora, en este momento de mi vida, lo suscribo plenamente. Es más, he disfrutado de ese instante tardío varias veces. Porque sí, soy así, y ciertos platos me gustan fríos.

Pero no dejo de reconocer que tiene mucho del aroma de la zorra y las uvas. No es que no tuvieran ojos para ver lo excepcional que yo guardaba, como prefería creer. Tan solo que, directamente, hay otras cosas que les gustaban más. Si, ya sé, si supieran...., si hubieran sabido......sabrán, , llegarán a saber y a ver. Pero no será ya el momento. Mi momento, del mismo modo que entonces no era su momento. Del mismo modo que hubo ocasiones en que bastó una mirada para saber que sí, en otras ocurrió justo lo contrario.

Tiene que darse el valor mutuo en el momento adecuado. Y si no, pues nada. Es jodido sentir el agua escurrirse entre los dedos.

Aunque determine uno, esto sigue siendo cosa de dos.

jueves, 1 de octubre de 2020

En este mundo

 “¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?”

martes, 22 de septiembre de 2020

El té, la sonrisa y el zumbido de una súplica.

 

Cortando el aire. Me recibió deliciosamente encantadora, preparada al detalle para gustarme, con el despliegue impecable en el que vuelca su extraordinaria capacidad escénica plena de irreprochable estilo . Siempre con sus guiños a los clásicos, fuente también de su inspiración.

Cortando ya el aire, con intención y una sonrisa amplia, desbordante, que se desparrama por la estancia, pues toda ella sonríe. Sonríe en cada ademán, en cada gesto, por cada mirada y en todos los poros de su piel. Sonríe inevitablemente mientras se acomoda en el suelo, con urgencia oculta tras la calma impostada, con humedad perlada desafiando a la gravedad entre el roce de sus muslos, y, naturalmente, me gusta. Me gusta y sonrío también.

Cortando el aire, el sonido del agua hirviendo la lleva al mostrador, y mientras prepara la infusión puedos disfrutar de la celosía viscosa formada en el triángulo del arco que la sostiene a pesar del temblor de su impaciencia. Arco que despliega sus curvas lascivamente sin dejar de atender al mandato que la ocupa, sonriente.

Cortando el aire, me ofrece la bebida sostenida sobre sus rodillas, sin dejar de mirar al porta planos artesanal que ha preparado para transportar el encargo al cual dio forma y vida a mano, lenta y minuciosamente, con el deleite que provoca el lento y prolongado placer paladeado delicada y pasionalmente. Llegado el momento, toma en sus manos el recipiente y extrae cuidadosamente su contenido. Casi con religiosa dedicación, da forma a una gavilla de largas y oscuras varas, astifinas y flexibles, en el punto adecuado de humedad que las hace resistentes sin estar verdes. Forman en su ofrenda una extensión del monte donde crece el castaño del que proceden y ahora, lejos de allí, acompañan la súplica de su portadora con un sonido silbante que parece decirme mientras apuro con una sonrisa el último sorbo del té:

"Se lo suplico, úsenos."

Sé lo que tengo que hacer

 

Sin ninguna duda. Hay coherencia entre lo que cree que deja ver y lo que realmente espera. Entre lo que deliberadamente ofrece y lo que está dispuesta a poner en juego. En cada una de sus frases asoma el dolor de las malas experiencias, los anhelos originales que se van apagando poco a poco, y que asoman tímidamente tras la creciente coraza. E inconsciente dejan al descubierto el pasado que condiciona su presente, y va a recortar su futuro.

Porque lo que espera que haga, que muestre, que ofrezca aquel que se le ponga delante parece sacado de una novela imposible. Y además, aunque ella cree que sí, en modo alguno es capaz de dar cumplida satisfacción a quien posea todo lo que requiere.

Así que si, sé lo que he de hacer para obtener el premio prometido, los besos al vencedor y la corona de laurel. Sin embargo, eso no vale para obtener lo que preveo que posee, más allá y más adentro de lo que dice ser. Lo que realmente estimula mi codicia, mi deseo, mi más retorcido deseo. Pues también sé que lo tiene, aunque ella aún no lo sepa.

Sé lo que tengo que hacer. Y sé que rara vez se valora esa dedicación y ese esfuerzo. Pues son de los que no se ven, y no parecen sacados de esa novela. Aunque quedan muy bien cara a la galería.

Así que, como otras veces, me sentaré a ver cómo llega alguien que sabe lo que tiene que hacer, y provoca de nuevo la flamígera combustión que recortará un poco más el vuelo del que fue un brillante cometa.

No me dará pena. Cada uno es guardián de su propio destino. Las novelas son para leerlas, no para vivirlas. La realidad tiene la terca manía de resultar inmisericorde. Y esta vez, tampoco será diferente. Quizá, algún día, ella aprenda a saber qué es lo que tiene que hacer.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Yo quiero enseñar las tetas

 

Yo quiero enseñar las tetas, pero que nadie se fije en ellas.
No, que se fijen todos, pero que nadie me diga nada.
No, que nadie me diga nada, salvo aquellos que yo quiero que me lo digan.
Y que me digan aquello que me gusta, el resto, babosos insufribles, ¡callaos! Y que no se os ocurra excitaros.

Yo quiero enseñar las tetas, que para eso son mías, y que el resto del universo responda según mis deseos, y no según los suyos, que para eso son mis tetas.

Faltaría más.

domingo, 30 de agosto de 2020

La jerga

El uso de la jerga suele implicar una necesidad o voluntad de aceptación en el grupo que utiliza. Ciertamente, pocos elementos cohesionan más una masa y provocan la sensación de pertenencia que la diferenciación de los otros mediante el lenguaje.

Así, parece razonable y casi comprensible que quien se acerca a una agrupación de individuos empiece su proceso de inclusión adoptando las palabras y modismos propios de ellos.

En este ámbito, no puede ser menos. Y como en cualquier otro, resulta patético la traslación del lenguaje de la tribu al las conversaciones particulares, o que el uso de la jerga trascienda su mera función de reconocimiento tribal y de lugar a pretendidas disquisiciones intelectuales.

Siempre me ha parecido de una pobreza mental avasalladora el uso de la jerga fuera de contexto. Bueno, y de falta de carácter su empleo en cualquier situación. Será porque en la mayor parte de las ocasiones pude apreciar que sacaban provecho de ella los manipuladores y los arribistas. Y será porque nunca he confiado en la respetabilidad de la masa. A pesar de la potencia que tiene cuando es hábilmente dirigida y manipulada.

Saludos, señoritas y caballeros.

martes, 4 de agosto de 2020

La normalización (o no son todos los que están)

Aún recuerdo el día en el que se abrió el abanico de roles en este lugar. Fue poco más o menos cuanto también dejaron de tener cabida algunos de los rasgos más extremos que se pueden dar. De hecho, antes de que la página de exploración se llenara casi en exclusiva de tetas turgentes en lencería (un estilo a Playboy o Penthouse), no era raro ver alguna imagen con alguna gota de sangre.

El resultado fue el de dar más visibilidad a aspectos secundarios en el mundo sadomasoquista. Cuando no, absolutamente espúreos. Y es que sigo sin saber muy bien que coño pintan en una pagina BDSM la inclusión, el lgtbi, el fenómeno brat, la normalización, la visibilidad, el colectivo, el feminismo y otras zarandajas. Como si el excitarse sometiendo a alguien me obligara además a hacer proselitismo de todos esos movimientos. Ya puestos, pongamos también que hay que salvar las ballenas, ser ecológico, imponer la bici como transporte público aunque no tengas meniscos, estar a favor de los refugiados y mil reclamaciones más para poder tener el carnet de azotador.

Se ha llegado a un punto de ruido que la escena y la opinión están dominadas por militantes afines a varias de esas corrientes. Y es difícil encontrar a personas ajenas a semejante batiburrillo que se hallen centradas en el estímulo de la condición perversa inherente a lo que sencillamente es BDSM. Que valoren por la excitación que provoca una persona en los conceptos clásicos y elementales de lo que se tiene por BDSM, lo que implican en primera instancia las cuatro palabras que forman la sigla.

Uno puede llegar a pensar, con tanto griterío de masa informe, que ha perdido el sentido de lo que en realidad es. Hasta que por uno de esos avatares caprichosos, conoce ha alguien con la inmensa capacidad que requiere el ser capaz de disfrutar de esos sencillos conceptos. Entonces, se viene el tinglado abajo. Se viene abajo porque no importa si la fuente de la excitación es hombre, mujer, cualquier cosa entre medias o ninguna, tiene brazos o no, come carne o algas, pedalea o usa un 4x4, pesa 10 ó 1000 kilos, es un nazi o un republicano, haría comerse la mierda a los dueños de los perros o tiene una jauría ......lo único que importa es que tiene la capacidad de provocarte y recibir de ti sensaciones con esos cuatro conceptos básicos.

Y es cuando toma fuerza aquella frase que parecía exagerada y he escuchado sólo a los cuatro elegidos que tienes por especiales: “En realidad, somos muy pocos.”

Ahora sé que no, que no exageraban nada.

domingo, 2 de agosto de 2020

Un cálido y apretado retorno

Desde luego, la extraña situación que ahora mismo condiciona cualquier actividad ha tenido la particularísima virtud de relativizar casi todo. Supongo que es natural que venga de la mano de la sensación de estar asistiendo a la pérdida de certezas que hasta ahora se antojaban inamovibles. Ni siquiera la confianza permanece a salvo del cataclismo. Extraño cataclismo, aparentemente envuelto en un velo de normalidad que en realidad ya no es el que se conocía.
Por eso, cuando recibí aquel mensaje con dos días marcados y la palabra “puedo”, un retazo de la vieja normalidad perfumó al instante el ambiente. Y que se alinearan los astros para poder organizar, no sin esfuerzo, lo que antes apenas requería una simple llamada, Por un momento, todo volvió a ser como antes.

Llegado el día, como ocurría antes de todo, allí estábamos, frente a frente, dispuestos a disfrutar del placer que ya conocemos ambos. La mirada de tintes perversos tampoco había cambiado. Ni el lenguaje corporal tampoco. No hacía falta decirlo, simplemente tomó mi mano entre las suyas y esbozó una sonrisa. Una mano ancha, más bien grande, apta para ciertos cometidos, y no tanto para otros. Sus ojos sonreían, y el tamaño creciente de sus oscuros pezones no dejaban lugar a duda alguna en su húmeda determinación.

“¿Cabrá?”, pregunté más por cortesía que por otra cosa, pues ella no tenía ninguna duda duda de que iba a ser así.

Asintió lentamente, formando un gracioso mohín con los labios que contrastaba con la creciente expresión de perversa lujuria que la invadía. Asintió, mientras abría las piernas y sin decir nada me invitaba a comprobarlo sin dejar de mirarme a los ojos. Asintió, sin soltarme la mano mientras comprobaba con la otra que, efectivamente, parecía imposible que no pudiera entrar.
Se recostó en la cama, de espaldas, sin dejar de mirarme, sin soltarme la mano hasta que abrió del todo las piernas. Entonces, me dejó hacer, sin dejar de mirarme a los ojos. La mirada, clara de confianza y turbia de excitación, me decía que ya era toda mía.

No necesité lubricante. Su propia humedad, que bajaba abundantemente por sus muslos, fue suficiente. Los dedos entraron por orden, empapándose concienzudamente, restregándose por su cálida y ofrecida intimidad, así como el dorso de la mano, hasta la muñeca.

Entraban con asombrosa facilidad, uno, dos...cuatro, el pulgar abajo, sin apenas forzar. Seguía mirándome fijamente, a la vez que su respiración se agitaba, y el pulso aumentaba el ritmo. Me demoré, ralentizando los movimientos, el ritmo con la que iba ensanchando su abrazo, cada vez más firme y tenso. Pero no había ni un gesto que denotara esfuerzo. Toda ella era placer y excitación. Y cuánto mayor era la tensión, más placer había en su expresión.

Sin apenas esfuerzo, entró entera. Sólo en ese momento se permitió cerrar los ojos. Y ni siquiera una vez que se acostumbró a tamaña presencia, los volvió abrir. Probé a salir un poco, y la mano fluía entre sus espasmos. Un leve movimiento de entrada y salida que fue tomando amplitud y ritmo.
Se corría en silencio. Tan sólo abría los ojos cuando ocurría, y ante mi mirada interrogante, asentía y continuaba con el movimiento. Pasó por mi cabeza que probablemente podría incorporar a la otra mano al juego, pero lo dejé pasar. Habrá más días, sin duda, en los que ir más allá. Y notaba que estaba cerca el momento de acabar.

Paré el movimiento, y volvió a mírarme. Puso una mano sobre su pubis para sentirme salir. Y se dejó caer desmadejada sobre la cama, mientras lamía mi mano.

Antes de irnos, sonriendo, me miró y dijo. “Aún queda otro lugar que explorar.”

El cálido y apretado retorno acaba de comenzar.

jueves, 28 de mayo de 2020

Un adiós

Ahora sí, llegó por fin el esperado momento.

Parece que fue ayer cuando establecí contacto con esa niñata insolente, aparentemente sobrada, y que se quería tan poco a sí misma. Embarcada en una espiral de degradación, flirteando con una relación peligrosa, huyendo hacia delante porque no tenía apoyos ni referencias fiables. Entre todo ese caos, asomaba un carácter fuerte, capacidad, determinación y un valor muy superior al que ella creía tener. Además de otras cualidades que no llegaba siquiera a intuir, y que ahora me guardo para mí.

Parece que fue ayer y han pasado largos años. La he visto asegurarse, valorarse y aprender a quererse. Ya sabe contar hasta diez de vez en cuando (no siempre, es cierto) y va dejando de lado aquello que no le conviene. Seguirá equivocándose, claro que sí, pero el error ya no la arroja al vacío. Y aunque en parte sea mía para siempre, nuestros caminos se separan aquí. Que es lo que estaba escrito, pues a ella aún le sobra el tiempo y a mí comienza ya a faltarme una vida.

Hay adioses que duelen. Otros, matan un poco. Pero este me llena de gozo, dibujándome una luminosa sonrisa en estos días sombríos.  A veces está muy bien que se cumpla sin falta hasta última línea del guión.

Pero mira que eres zorra. Un mordisco eterno en cada pezón, querida.

viernes, 8 de mayo de 2020

El macho alfa

"Que tú siempre tengas ganas de sacar ese "macho alfa" no es culpa mía"

Uhmmmmm, no soy ese tipo, querida. Lo que poseo es algo más sutil y atractivo que un reflejo de animalidad primaria. No, no es algo que puedas hallar en la mera presencia. Requiere darse cuenta, observar, analizar, casi.

No, no es la promesa de una atracción física o intuitiva. No viene de sentimientos básicos, ni sensaciones a primera vista. No, es algo que despierta tras un proceso de toma de conciencia. Conciencia de estar ante algo inconcreto, la posibilidad de un deseo que no se acierta a imaginar, y sin embargo, es ya una certeza.

Así que no, nada de macho alfa, querida. Eso sería tan inmediato y efímero que no merece la pena considerarlo. Y la cadena que sientes es eterna, ¿verdad?

¿Ves? Sí, ya has mojado las bragas.

jueves, 7 de mayo de 2020

La Dómina, los pezones y la mano.

Es una mujer muy especial. Le encantaba morderme los pezones. Tanto, que consiguió que lo disfrutara yo también. Gozábamos de una complicidad única, difícil de describir. Quizá fue la primera vez que me encontré con un alter ego tan profundamente parecido en tantos aspectos. Se nos ocurrían las maldades al unísono, y nunca uno cuestionó al otro.

Ella, Dómina ampliamente conocida y deseada, gozaba de presentarme como Su Amo. Era divertidísimo ver las caras que ponían aquellos que recibían "la noticia". Sobre todo, la de aquellos dominantes que luego ella me contaba que, en petit comité, le confesaban que "serían capaces de convertirse en sumisos" para poder disfrutar de sus atenciones. Naturalmente, yo apostillaba sus palabras agarrándola del culo o los pezones, y los ojos se salían de las órbitas.

Una noche, salimos a cenar. Fuimos a un lugar nuevo, de moda, en el centro de Madrid. Uno de esos sitios que el año de la inaguración disfruta de una afluencia suficiente para completar 10 aforos, y al año siguiente ya están cerrados. Nos lo pasamos bien, mirando y sobre todo, siendo vistos. Bueno, vista, ella, pues a su belleza sin igual, une un cuerpo de escándalo que disfruta mostrando. En la mesa de al lado, había dos mujeres que no dejaban de mirar. Formaban parte de un grupo joven, y si yo tengo 10 años más que mi acompañante, a las de ese grupo les llevaba tranquilamente el doble. No necesitó decirme nada, simplemente asentí, se levantó y se dirigió a la mesa de al lado. Paladeé la escena divertido sin cambiar el gesto serio. Pude ver que las risas de las muchachas cesaron de repente, al tiempo que un gesto de sorpresa se dibujó en su cara y todo su lenguaje corporal cambió.
 Yo recibía miradas furtivas mientras les hablaba, así que no me costó imaginar lo que les estaba proponiendo. Me costó horrores no soltar una sonora carcajada.

Volvió a la mesa, divertida, interrogándome con la mirada. "No se van a atrever. Y eso que la de las tetas grandes no puede disimular lo mucho que le apetece", le dije. Se rió, de buena gana, asintiendo, y tras apurar nuestros vasos, ella de pie, incitando a las dos chicas que ya no reían ni poseían descaro alguno pero no dejaban de mirar de reojo, me tendió la mano, la tomé, la llevo a su culo y nos encaminanos hacia la puerta. Cuando pasábamos a su lado, se volvió y les dijo: "No tardéis".

No nos quedamos a ver si salían, y nos fuimos a su casa. Casa perfectamente equipada para las perversidades que ibamos cruzando con la mirada sin necesidad de decir palabra alguna. Por el camino, no dejaba de pasar lo dedos por mis pezones, sin hablar y diciéndolo todo a la vez. Por mi parte, cuando podía soltaba una mano del volante y hacía lo propio con los suyos.

Dos horas despues estábamos en el suelo, casi exhaustos, yo sentado y apoyada la espalda contra la pared y sus dientes incrustados en su objeto de deseo. Mis dedos jugueteaban con su coño, cálido, mojado, abierto. Entraban y salían sin orden ni concierto, de una manera un tanto abandonada y persistente a la vez, penetrando más y más, tanto en número como en profundidad. Entre mordisco y mordisco, me susurró: "Deja que me tumbe de espaldas". Lo hizo, abrió sus piernas y agarrándome de la muñeca condujo la mano entre sus muslos, al tiempo que me preguntaba "Lo has hecho antes, ¿verdad? ". Asentí y me coloqué entre sus piernas. Estaba empapada, y antes de que pudiera decir nada, leyéndome la mente, me dijo: "Sí, no va a hacer falta lubricante, es más que suficiente".

La encontré ya bastante abierta, entraban dos, tres, incluso cuatro dedos con facilidad, pero me lo tomé con mucha calma. No había prisa, no teníamos ninguna prisa, nunca teníamos prisa. Siempre hallábamos el ritmo adecuado, de manera que parecía desaparecer el tiempo. Ahora era yo el que además jugaba con sus pezones de vez en cuando, a la vez que iba dilatando poco a poco la entrada para que pudiera acoger sin problemas la anchura, mayor que la media, de mi mano.

Una vez pasaron los nudillos, al contrario de lo que suele ser la norma, no tardó en entrar. Desde luego, nunca dejó, ni dejará de sorprenderme, su capacidad infinita. Más que introducir la mano en su sexo, pareció que era ese sexo cálido, eterno y voraz quien se tragó la mano. Y una vez dentro, me miró, y tirando de uno de mis pezones, dijo simplemente: "Acércate".

Y mientras me mordía de nuevo, la presión rírmica sobre mi mano dibujó el increible momento que estaba disfrutando. Por lo que se ve, pese a estar casi agotados, volvíamos de nuevo a comenzar.

Arrepentimiento.

El arrepentimiento es la penitencia de los irreflexivos.

viernes, 10 de abril de 2020

Desnudez esencial

Llegaba tarde. Pese a tener la indicación expresa de ser puntual, llegaba tarde. Aunque la excusa que había urdido era irreprochable. Seguro que comprendería y no pasaría nada. Total, los tiempos en una ciudad saturada son siempre tan relativos. Así que mientras subía la escalera iba recitando su justificación como si fuera una pequeña penitencia.
Se encontró la puerta entreabierta. Tocó, no hubo respuesta, y tras esperar unos segundos, entró. La estancia estaba a oscuras, levemente iluminada por el resplandor que orlaba las cortinas cerradas ante la ventana. Cuando la vista se acostumbró a la escasez de luz, vislumbró la figura sentada en un sillón. Inmóvil, sin emitir un sonido. Tan solo oía su propia respiración, que sin saber por qué, se estaba acelerando.
Se acercó a la forma recortada en la oscuridad y comenzó a hablar, a tratar de explicarse. Una mano alzada la cortó en seco, y calló. Pasaron unos minutos de absoluta quietud y con un silencio rítmicamente roto por el vaivén de esa respiración que no dejaba de agitarse. Inconscientemente, bajó vista mientras aumentaba la tensión.
Entonces notó como algo jalaba de sus cabellos, tiraba con fuerza hacia arriba, tanto que se quedó sobre la punta de los dedos, y cuando iba a comenzar a quejarse de la violencia del encuentro, una voz susurrante le dijo al oído.
"Has desobedecido. Llegas tarde"
Olvidó la excusa, el tiempo y todo lo demás. Se aflojaron sus piernas y cayó desmadejada al suelo. Mientras sentía los pasos que se alejaban a cerrar la puerta, se juró a sí misma que nunca más volvería a llegar tarde. Aún sin saber lo que esa estúpida desobediencia le iba a acarrear.
Se sentía extrañamente desnuda y vulnerable. Y a pesar de que temía lo que estaba por llegar, su coño palpitaba y del fondo de su vientre una inquieta sonrisa parecía brotar de su interior. La sonrisa de la absoluta desnudez.

viernes, 3 de abril de 2020

Hambre

Una necesidad fisiológica primaria y esencial. Algo que alerta de una carencia grave e intensa. Y urge a buscar satisfacción para no padecer desórdenes derivados de la inanición .

Un ansia que lleva a romper con toda norma social, primando el instinto de supervivencia sobre todas las cosas.

Sientes hambre , ¿verdad?

Piropos

"Te bastan 3 palabras para hacer que a una se le caigan las bragas solas.
O una mirada, depende de la chica y de lo que la conozcas"

Eso me dicen. Aunque muchas veces parece que hablo en ruso, y la mirada en pocas ocasiones encuentra el reflejo adecuado.

Aún así, me encanta que me tengan en tan buena estima. Cuando el río suena....

jueves, 2 de abril de 2020

La violencia

La violencia es el último recurso del incompetente.

Antes están la firmeza, el rigor intenso, la dureza impasible, la aplicación metódica, los actos perversos, la inmovilidad forzada, la exposición indefensa, el uso inclemente......hasta el borde de tu límite más alejado y extremo.

Te podrá parecer violento, excesivo y desbordante, pero está siempre medido, contenido y ajustado a lo que puedes soportar. Que no es lo que crees que puedes soportar.

Y sí, te romperá. Pero sin violencia. No hace falta.

Sé que no te atreves, aún no, pero lo importante e es que te excite y lo desees.
Dime....¿lo sientes?

martes, 31 de marzo de 2020

Vocación

Atravesó el dintel de la puerta. Puerta que le parece la antesala del infierno. Nadie le obliga o incita a pasar, ni tira de ella. Lo hace por sí misma.

Está en su interior, en lo más íntimo de su ser. Un convencimiento profundo de que está haciendo lo que quiere y debe hacer. Aunque le invada el deseo de dar la vuelta y salir corriendo, pues sin saber con toda certeza qué le espera al entrar, lo que le deja ver su intuición y sus experiencias pasadas le aterra. Ha atravesado líneas similares varias veces con anterioridad, pero ninguna le provocó la intensidad y profundidad que siente esta vez. Nunca antes notó como ahora la amenaza de un riesgo inabarcable, diría que mortal. El estrés la está matando y el miedo la paraliza. Miedo puro, esencial.

Sabe que tiene que hacerlo, aunque le vaya la vida en ello. Vida que va a ser diferente para siempre, que ya es diferente, indeleblemente marcada antes de empezar. Y es posible que cuando acabe lleve marcas también en la piel, en la carne, en su cuerpo, pero ninguna tan definitiva y eterna como la que ha recibido al traspasar el umbral.

Mira alrededor, se estremece y siente que bajo su escogida y cuidada vestimenta (aunque no tanto como le hubiera gustado a ella llevar, mas en la vida hay situaciones que no permiten escoger ni esperar, y esta es una de ellas) nota el sudor frío que la recorre, formando una inconcebible mezcla a la que se une el miedo y una inevitable obligación de servir.

Pues para eso está allí, para servir, y dar la última gota de su impulso y voluntad si es menester. Le cueste lo que le cueste.

Mira al techo, lóbrego y luminoso a la vez, y su vista se alza más allá, mirando a un dios invisible e inexistente, al que sin embargo se encomienda en silencio, y quedada y resueltamente le suplica en la busca de un último aliento que le infunda valor y esperanza:

“Adelante, en Sus manos estoy”

lunes, 30 de marzo de 2020

Dominantes plañidera

¿Existe eso? ¿De verdad?
No, claro. Claro que no.

Y si no existe......¿por qué veo tanto lamento público de individuos que hacen gala de control y ecuanimidad? ¿Es sólo un momento de debilidad?

Ah, claro, que son humanos. Y son personas. Tienen derecho a ello.

Sí. Yo creía que eso no exisitía. Como el arcoriris sin colores, o los unicornios blancos. Pero entonces, si hay quien busca al unicornio, los dominantes pueden plañir. Aunque no existan.
Si es que hay cosas que, como el valor en la mili, se dan por supuestas.

PD: Dominante sin distinción de genero, sexo y en cualquiera de sus variantes, fluidas o no. Dominantes quejicas, sin más.

domingo, 29 de marzo de 2020

La zorra y las uvas

O del por qué mi libro es el mejor. Y que superguay soy yo, que me doy cuenta de como tratan de manipularos con una realidad inventada que no nos aplica (esencial ese rasgo incluyente, y si tiene matices inclusivos, mejor) y que dibujan ellos para dejarnos aparte.

No sé, a mí, todos esos razomientos evidentes y buenistas siempre me han dado un tufo insoportable a mediocridad, sectarismo e impotencia.

Que sí coño, que tienes razón, que las uvas están verdes.

Ya nos las comeremos a los que nos gustan con un punto de amargor.

jueves, 26 de marzo de 2020

Me inspiras a pecar

Es culpa tuya, inspiración divina de tintes diabólicos.
Es culpa tuya, diablo santo.

Cuando veo fluir esa perversidad natural en la mirada,
enroscada en el matiz de cada gesto,
sé que todo puede pasar.

Que todo va a pasar.

Y es culpa tuya que la inspiración se desborde.
Si, es culpa tuya; no lo puedo evitar.

Preguntas extrañas

Desde que se abrieron las puertas del sadomasoquismo al narcisismo colectivo de las fantasías identitarias, me he ido encontrando con individuos que se ubican entre lo pintoresco (en el mejor de los casos) y la auténtica carne de secta con poca estabilidad mental.

En general, salvo los casos extremos (que aumentan cada día, sin duda) suele tratarse de personas que responden a unos niveles mínimos de educación, habilidades sociales y saber estar, pero que no dejan ocasión de venderte su libro. Y a veces, cuando la conversación se retuerce de un modo extravagante, suelen surgir preguntas de lo más particular. Aunque a veces son extrañas.

Hoy, sin ir más lejos, me han preguntado si "el bdsm es real en mi vida". La pregunta podría tener su lógica, pues han sido varias las veces que ante la lectura de los escritos que tengo publicados quieren saber si todo eso me lo he inventado y es fruto de la imaginación o son vivencias auténticas en algún caso. Pero una vez les aclaro que todo lo escrito responde a experiencias vividas a lo largo de los años, que pretendan saber si "el bdsm es real en mi vida" es de lo más raro que me han podido preguntar.

Claro que, igual, el punto de todo el asunto está en confrontar el concepto de realidad que ambos tenemos. Mas, no sé por qué, me temo que no será una buena idea.

Si es que fue real la pregunta, que igual resulta que no.

Inspirado por una señorita de Murcia muy maleducada.

martes, 24 de marzo de 2020

Narcisimo colectivo

"o ese otro narcisismo colectivo que son las fantasías identitarias"

Cuando alguien cree que puede vivir instalado en la burbuja de su narcisismo privado o de ese otro narcisismo colectivo que son las fantasías identitarias, el conocimiento es una sustancia maleable que adquiere la forma que uno desee darle, igual que su presencia personal queda moldeada por los filtros virtuales oportunos.

Soñad...imaginad...tentad....

Qué bonito es el imperativo correctamente usado.

Me encanta.

viernes, 20 de marzo de 2020

Futuro

Miro hacia adelante y me asalta el pasado. La certeza de la duda absoluta no me permite crear nada, vislumbrar nada, proponer nada, imaginar nada que vaya a ser. Ni siquiera que pueda ser.

La paradoja del rumbo cierto en un mar incierto bloquea todo impulso creador, aplastado por la falta de cualquier referencia posible a la vista.

Incluso a mí, que nunca me hicieron falta muchos referentes, tanta duda y una sola certeza me parecen demasiado. Y así, estoy seco. Sin esperanza de volver a fluir.

Veo el futuro como un desafío perverso del pasado. Y por primera vez, y aunque no tengo miedo, no sé qué hacer.

viernes, 13 de marzo de 2020

El hielo impertinente


Aquel lugar era curioso. Aparentemente sofisticado, y bien cuidado, invitaba a relajarse y disfrutar.. Ademas, tenía servicio de habitaciones.

Ella venía sugerente, como de costumbre, incitante y con ganas de jugar, según su carácter y puta, muy puta, lo que corresponde a su naturaleza. Sin embargo, ese día tuve la sensación que venía subida de más. Así que llamé al servicio de habitaciones y pedí un cubo de hielo. Y me lo trajeron.

En un instante, ya no estaba tan graciosamente impertinente. Y me gustó apreciar en su mirada temor y curiosidad a parte iguales.

Ni siquiera la quise desnuda. Solamente, las bragas fuera y doblada sobre la cama, el culo en pompa y las piernas abiertas. Tomé un hielo y le obligué a chuparlo. Diez segundos, no más, pasó a mi mano y puse otro en la boca. El de la mano entró solo en su coño hirviente, sin dificultad. Y así, cada diez segundos, más o menos, se repitió la operación diez veces, o más.

Sus manos agarraban crispadas la sábana, mitad desconcertada mitad excitada. Sin que supiera lo que hacía ni pudiera ver nada, me puse a su espalda, me bajé los pantalones, la agarré del pelo y entré en ella.

La sensación fue excelsa, la mezcla de calor y frío, en el umbral del placer y el dolor. Ella se retorcía, jadeaba, suplicaba que no siguiera. Y seguí.

Al terminar, al salirme de su interior, una cascada de agua fría resbalaba por sus muslos. No llegó al climax, y yo obtuve uno de los mejores orgasmos que haya podido disfrutar.

Y ella aprendió lo que significa ser usada como objeto de placer. Y nunca volvió a ser impertinente.

Heaven knows...

What she asked of me at the end of the day
Caligula would have blushed
.......
In my life
Oh, why do I give valuable time
To people who don't care if I live or die?

domingo, 16 de febrero de 2020

De amargores y dulces

Leo por ahí a nadie le amarga un dulce. Es muy posible, sí.
 Sin embargo, a muy pocos les endulza lo amargo. Y eso es lo que verdaderamente me atrae.
Sospecho que a usted también, ¿verdad?

sábado, 15 de febrero de 2020

El adivino

Y ahora, dígame...¿cuantas veces se ha tocado hoy los pendientes?

"Jajajaja.
Señor, permítame convertir mi media sonrisa de satisfacción en una risa sonora y alegre.
Me sorprende enormemente el ver que adivina lo que hago.
Los he tocado , pensando en usted, durante todo el día.
Aún los llevo puestos..."

domingo, 9 de febrero de 2020

Citas de culto para grafiteros postmodernos

“Si al hablar no has de agradar, es mejor callar”
Mamá de Tambor, Bambi, Walt Disney.

Supongo que una cita tan recomendable quedó oculta por el impacto que produjo la muerte implícita de una madre en pantalla. Pero, sin duda, una vez las generaciones venideras superen el shock, podrán apreciar su profundidad en toda su extensión (salvo que se enteren de que Batman no es de verdad, espero que no ocurra)

A mí me impactó más lo implícito en la escena final de El cazador. Y además, no muere nadie (bueno, si se admite conciencia y pensamiento como algo vivo, no muere nada.....animal)

Pd: Sí, filtro como me apetece. Aunque se vea a través de las ventanas, bajo las persianas cuando quiero y no tolero los graffitis en mis paredes. Faltaría más. Ya dije en algún sitio que soy un poco rarito, ¿verdad?

Nota: Reacción ante la invasión de escritos y comentarios gregarios y poco inteligentes en mis publicaciones en redes sociales. Los psicólogos tienen trabajo, sí.

viernes, 31 de enero de 2020

Dominio

Me gusta dominar.

“Pues déjame decirte, que tienes una forma muy, muy especial de hacerlo.”

Lo sé. Sé que soy poco común. Y por eso pocas personas despiertan realmente mi deseo de dominar.
Puede haber excitación por un fetiche por una atracción sexual, mental, física, perversa. Y es estimulante.

Pero lo realmente delicioso es el deseo de dominar.

Dedicado a una puta deshobesta e inconsistente.

Retos

No me gustan los retos.
Me parece un estímulo para que la voluntad supere la mediocridad.
Hago las cosas porque deba hacerlas o porque me produzcan placer.
Pero jamás por un reto.

No, no me gustan los retos.
Me gustan las certezas desconocidas.
Me gusta saber que es posible lo que ni siquiera se conoce.
Me gusta la fluidez .

Me gusta alcanzar la certeza desconocida, sí. Pero no por reto, si no por mera capacidad. Y, por supuesto, porque me place.

sábado, 11 de enero de 2020

El valor de un coño

Tengo una charla con una ¿pretendida? aspirante a sumisa, actualmente en "consideración" por parte de un dominante. Ciertamente, ella es una recien llegada, y como supongo que es lógico, se ha empapado de lecturas, blogs, libros, chats, acudido a locales de moda del ambiente y detodo aquello que pueda darle una orientación sobre aquello que siente en su interior y aún no sabe muy bien como tratar.

Charlamos de vez en cuando, y me muestra sus progresos, pero hay días, como hoy, en los que todo su pesar proviene de la sarta de tópicos infames que desbordan por doquier la mayoría de los foros dedicados actualmente al apasionante mundo del sadomasoquismo, con todas sus variantes.

Hoy, decía, me comunica entre sonrisas que "ha discutido mucho" con su considerante. Cuando le digo que no entiendo como puede haber llegado a ello, tras augurarle que además ya le quitarán esa costumbre, me confiesa "su pesar" por haberle decepcionado. Problema de fácil solución, le aclaro. Sólo tienes que agachar la cabeza y ser y proceder como lo que dices ser.

Y comienza a aparecer la pila de tópicos:

Eso ha dolido...
Y si no soy sumisa........


"Venga, va...aclárate", le digo. Aclara si realmente sientes placer al pensar en estar sometida y obedeciendo, pues entonces no debe dolerte agachar la cabeza. O a lo mejor tienes en mente que tu dueño está ahí para que te corras como una loca cumpliendo tus fantasías...y si es así me temo que vas mal orientada.

Y si no eres sumisa.......Te duele pensar en agachar la cabeza ante quien te está tomando en consideración. No te excita la idea, ni te complace. Te duele. No necesitas un dueño para eso, hay centenas de tipos que estarán encantados de echarte 10 polvos y azotarte o tirarte del pelo y llamarte puta.

"Noooooooooooooooooooooo", me dice, "Lo que me duele es haberle decepcionado"

"Ah, bueno. Es fácil. Arréglalo. Demuéstrale que aprendes"

y siguió la conversación, que parece llegar al final con esta afirmación suya:

"Y me agacharé, arrodillaré y bajaré la cabeza todas las veces que haga falta"

Uhmmm, bien, pienso. Parece que lo tiene claro. Pero, entonces, viene el corolario ultratópico que lo estropea todo:

"Con quien lo merezca y se lo gane"

A joder. Ya llegaron los méritos. La meritoria bajo consideración evalúa los méritos de quien la considera. No es que él te ponga, te excite, notes que te presiente, que te conduce, que te anticipa, que te quita el sentido y el aire, que maneja tu excitación y deseo, casi hasta tu percepción, y te sientes un juguete en sus manos. No. Él tiene que mostrarle sus méritos y ganársela. Con dos cojones. Está bajo consideración y habla de méritos quien voluntariamente se somete a ser evaluada.

Pero ocurre que cuando el considerado es varón ante una dómina, también es él quien ha de ganarse a la hembra y hacer los méritos necesarios. Los jodidos méritos y el porque yo lo valgo. Como si fuera un noviazgo, o una conquista de discoteca, en competencia con cien más.

Cuando en una relación sadomasoquista lo que impera es el valor de un coño, me temo que de lo de excitación sadomasoquista hay poco. Follar es agradable, sin duda, pero no es conveniente confundir los términos. Pero esta retórica neobedemera que nos invade es insufriblemente pegajosa.

En fin, si al final de todo lo importante era la subasta del valor de su coño, ya tiene la respuesta a si debe o no agachar la cabeza. En el fondo, es muy fácil, ¿verdad?.