viernes, 28 de diciembre de 2018

Demasiado

Nada es demasiado en el universo de lo extremo.

Siempre se puede ir más allá,
estimular un poco más,
excitarse un poco más,
asombrarse un poco más,
perderse un poco más,
conceder un poco más,
volver a creer una vez más.

No, aquí no hay demasiado.

Aunque haya demasiados que digan que lo hay.

La decisión

No era un decisión sencilla. La renuncia al deseo nunca lo es. Sobre todo si además se dejan de lado aspectos complementarios que le hacen a uno mejor. Pero hay momentos y circustancias en las que cierto deseo es incompatible con una propuesta a largo plazo. Prima la estabilidad a ganar al placer a perder, aunque se piense que tan solo se trata de posponerlo.

Ha decidido bien, lo que es adecuado para ella. Y lo ha hecho por si misma. Aunque siempre será mi zorra, naturalmente. Pero eso es algo que solo sabremos ella y yo. Y, por supuesto, no se lo vamos a contar a nadie. Jamás.




Con una sonrisa, zorra.

jueves, 27 de diciembre de 2018

La perversidad y los -ismos

Quizá fui afortunado. Había una mujer encantadora que no dejaba de decírmelo. Puede que tuviera razón. El caso es que muy pronto tuve ocasión de comprobar que aspectos que no admitiría en otra persona en la vida cotidiana se antojaban irrelevantes a la hora de despertar un deseo perverso. Fue una sorpresa relativa, ciertamente, pues de las pocas cosas que tenía claras al acercarme a este mundo de retorcida perversidad era qué imágenes y situaciones provocaban mi excitación. Qué me ponía, vamos.

Quizá fue un guiño de la fortuna el que las dos primeras mujeres que conocí y fueron guiando mi instinto en los primeros pasos no tuvieran entre sus características aquellas que me hubieran hecho hipotéticamente plantearme un tipo de relación más cercana. Primaba la curiosidad, el aliento de la imaginación convertida en un deseo brutal, y nos focalizábamos en ello. Así pues no, el no compartir ideología, principios, aspiraciones, edad, status o cualquier otro aspecto susceptible de catalogarse bajo un -ismo (a veces, incluso, estábamos en extremos opuestos) no impedió disfrutar de una complicidad absolutamente insospechada.

Supongo que sí, que fui afortunado, pues además en esos tiempos las redes sociales eran también un mero lugar de encuentro ajeno a propagandas masivas.

Hoy, probablemente, no hubiéramos conectado igual. El veneno de los -ismos genera recelos a modo de protección que antes no tenía. Pero, afortunadamente, en su día eso no pasó, y disfruté de la compañía de aquellas con las que no tenía nada en común salvo una perversidad cómplice a prueba de cualquier -ismo. Y hoy sigo disfrutando de aquellos réditos.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Respirar profundo

Verás, a veces tengo un día de esos de......dulce. Viene sin anunciarse.
Igual sabes de lo que te hablo....la tensión, la intensidad, la visión clara, la maldad afilada....seguro que alguna vez me has visto así.

No siempre las circustancias me permiten disfrutarlo.
Es de las cosas que más me frustra, todo ese potencial desperdiciado.
En esos momentos, sólo me queda un resquicio.

Respirar profundo.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Una de tópicos


Amo desde antes de nacer (no veas la de hostias e influencia que tuve que repartir para que ningún otro espermatozoide osara acercarse a mi óvulo) convencido, pues, de que con el rol se nace, y no se hace.

Con semejante pedigrí, que no muchos pueden detentar, la dominación fluye de un modo natural en mí. Abierto a conceder (a toda aquella que lo merezca) la ocasión de efectivamente mostrar el inequívoco alcance de sus méritos.

Para todos aquellos XY o cis-monolíticos, ni se os ocurra acercaros, TENGO AMO (no sé cómo coño/cojones se ponen las letras rojas, que mola más) y si queréis algo que no sea amistad debéis hablar primero con éL.

Como habrás podido adivinar, el físico no me importa, lo esencial está en la mente, la complicidad y la necesaria confianza. Aun así, hay un mínimo que la vista agradece, y siendo yo un regalo de los dioses para la vista, espero que al menos estés a la altura (¿dije ya que has de merecerme?) Eso sí, si no tienes la tetas gordas y el vientre plano (para que resbale bien la cera, no creas que es por otra cosa) sólo podremos ser amigos. Es que a mí la cera, uffffff.....

Por supuesto, debes amar a los animales, sobre todo a los gatos (esos seres sobre los que hay consenso generalizado de que son unos hijos de puta asqueroso que sólo tienen interés en ti si los alimentas) ser andrógina  (pues a mi no me van ni los machirulos ni las ginecópatas de cuño supuestamente igualitario), considerar que la bicicleta y el patinete electrico son transporte público ecológico y por supuesto, preferir la tribu y el juicio de la turba al de un juez y su tribunal. Con esto último sabré que no te importa que te juzgue cualquiera, y que realmente, disfrutas de ello..

Así que sí te apetece echar un polvo.....naturalmente me escribes.

Con dios, ateos, no se vaya a decir que no miro por todos (de la arroba paso pero podéis daros por incluidas, como era menester en toda la vida De Dios antes de necesitar, sí, yo también,  creeros)

lunes, 10 de diciembre de 2018

El placer interior

¿Cómo es posible?, me dices, con lo rancia que soy...

Pues porque puedes seguir siendo rancia de puertas hacia afuera,
esto es sólo algo entre tú y yo.
La virtud de la privacidad,
de la discrección,
del saber estar...
el placer interior.

Placer que no tiene que demostrar nada a nadie (aunque a veces, cuando ves lo que hay por ahí te dan unas ganas de.....pero...¿para qué?)

No tenemos alma de evangelistas ¿verdad?

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La leche

O los lácteos. Hay que ver lo que tardan en digerirse a veces. Debe ser que la intolerancia a la lactosa es contagiosa, y no causa particular del organismo de cada individuo. Porque mira que se ve tomar leche de esa rosa por ahí. Como una alegoría malvada, lo puro es rosa, no blanco. Edulcorado para todos los paladares y gustos. Pero eso de tomar leche rosa......uffff.

El caso es que las digestiones son largas. Menos mal que el organismo alineado con la voluntad hace milagros. O no, no es un milagro; retorna a su función característica sin mayor problema que deshacerse de esa capa de limpia mugre aséptica y protectora que en teoría protege a la piel fina de agresiones intolerables. Luego llegan las alergias, y dar por normal lo que no lo es, y juzgar el todo por la parte, y establecer normalidad a partir de la diferencia, y.....

.....joder con las digestiones. Así va el mundo.

Pero no, de nuevo, ella, no. A pesar de añadir varias entradas a la lista de faltas (treinta minutos y doscientos lametazos tienen su mérito en determinadas circustancias, en otras, no) ha conseguido hacer finalmente la digestión. Digestión que vuelve a acabar, como se está haciendo costumbre, con el consabido "No me lo puedo creer"

Y sí, es tan creible. La humedad del algodón no engaña. Desde luego, es la leche.