jueves, 28 de febrero de 2013

Una noche fría

La calefacción en el local no funcinaba muy bien. Tampoco la cantante afinaba mucho, y su voz sonaba metálica. Enfrente, una mirada analítica, tímida y a la vez sostenida.

Una conversación larga, agradable, clara, incisiva a ratos y con cierto juego. Dos personalidades diferentes, pero esencialmente afines, ya con puntos de encuentro evidentes, y la promesa de nuevos lugares comunes que han de llegar.

Se acerca el momento de salir, pero no tengo claro donde ir. La noches es muy fría, cae una fina aguanieve y no es cuestión de congelarse. Pero también falta algo. Acordamos que yo decido, y me pongo a ello. Escojo un sitio, que nos obliga a un paseo más bien largo, y al verla delante de mi ya sé lo que quiero hacer.

Lluvia, frío y una deliciosa ropa interior. Unos azotes en la calle, quizá como preludio de lo que ha de llegar.

Entramos en otro bar, para tomar calor y proximidad. Su mano en mi pierna muestra el deseo. Pero, de repente, no me veo. No estoy allí. Lo capta poco después.

Salimos y la acompaño a tomar un taxi. No da ocasión para más. Ni yo. Pudo haber estado bien, pero quizá fue así mucho mejor.

lunes, 25 de febrero de 2013

La sombra huída

Cae la luna
Brilla la noche
El negro clarea
Color escondido
por los rincones

Destello de boca
Aroma hallado
Una sonrisa esbozada,
indulgente
y pérfida

Amable hacia afuera
perverso hacia adentro
Su máscara lo oculta
tanto como en los ojos
lo anuncia

Modos fríos
Mirada helada
Tacto de seda
y un mumullo
que abrasa

Capricho, juego, infantil velada
La luna marca el día, la noche será mañana

Se desliza entre tinieblas,
promete y no habla
una voz que quema
unos dedos que matan


viernes, 22 de febrero de 2013

Zíngaro (tiempo después)

Los sonidos cotidianos, regulares, comienzan a sacarme de la calidez del sueño. No deseo levantarme, pero he de hacerlo. Perezosamente, saco un pie, luego el otro, y me siento al borde de la cama. Lentitud pesada, todo un esfuerzo en esta mañana.

Me pongo manos a la obra, como un autómata. La primera sonrisa aparece también en el momento acostumbrado. Una costumbre revitalizadora, especial; la repetición diaria de ese pequeño rito no cansa ni aburre por rutinario, antes bien, es normalmente el primer momento agradable del día. Y disfrutar de ese momento a diario es un placer delicioso.

Hoy además, al preguntarle por que traía esa sonrisa tan hermosa, me mira y dice casi pícaramente "Es que hoy es viernes".

Así que sí, hoy es viernes. Con el ánimo más vivo, y más espabilado, me meto en la ducha. Siento como el agua tibia, con un punto de frescor, despierta mi cuerpo. La piel aparece sensible, y en sintonía, mi mente se va unos días atrás, a la tarde del martes. Sin cerrar los ojos veo unas manos sujetas a una cadena que rodea la cintura, el cuerpo inclinado sobre la cama, a cuatro patas, ofrecido. Veo mi cuerpo, acercandose, entrando, saliendo, en un juego de tortura y placer. Y entre el sonido del agua golpeando sobre mi cabeza se cuelan los suspiros, las súplicas, al ritmo alternativo de la presencia y la ausencia, del estímulo y la falta de él, que durante una hora larga ha creado un ansia que así, inmovilizada y expuesta, no puede por si misma aplacar.

Deseo, frustración, más deseo, placer, negación, demanda.....sus caderas buscan un movimiento que no se produce, aumenta la tensión...una mano se libera, más, más...y mientras, resbala el agua, y multiplica las sensaciones del momento.

Voy camino del bar donde desayuno. Miro al cielo, nuboso, muy cubierto, donde se abre una ventana para dejar pasar unos rayos de sol. El día es frío, y me siento bien. Tan bien que me entra una tentación inmensa de romper la programación prevista y perderme en cualquier sitio. Soy capaz de cualquier cosa, y no quiero malgastar esa energía en la oficina. No, no me pagan por eso. No hay sueldo que pueda pagar ese estado especial. Pues hoy, a pesar de todo, estoy zíngaro.....y lo voy a disfrutar.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Antes....después

Antes



Esta entrada vine ilustrada por dos momentos, que ofician a modo de paréntesis. Entre ambos desfilaron diversas sensaciones, algunas difíciles de expresar con palabras, otras definidas exactamente con una sola, o ninguna.

Miedo, light, sentido, capullo, ansia, sudor, tierno, calor, placer, confianza, alivio, risa, piel, color, juego, cadena, aroma, humedad, intensidad, calma, sueño.....

A pesar de que no llegó a haber un final, se trataba de un comienzo, en toda regla. Un comienzo con memoria, delicado. No una segunda parte, ni una continuación.



Después



Después, una certeza por encima de las demás.
No la poseo.
No es mía.

Pero no hace ninguna falta, porque
ella es para mi. 
Aunque es fácil confundirse, es mucho más que todo eso.

Una sutil diferencia.
Que me encanta saborear.
Y disfrutar.
Naturalmente.

domingo, 17 de febrero de 2013

segundo retazo - El collar

Otra visión de catira de un hecho que está relatado en este blog (Una tarde compartida).

"EL COLLAR -Quiero un collar para ella, ese me gusta, a ver,enséñemelo quiero tocarlo. -catira, ven . Todo se paralizó de golpe, creía que habíamos ido a tomar un té,pero nos metimos en esa tienda donde vendian todo tipo de "instrumental" para BDSM. Yo curioseba las vitrinas y la ropa de cuero que tenia expuesta. Debió invadirme un rubor exagerado en mis mejillas cuando me llamó para probarme el collar porque mi Señor tenía un gesto bastante divertido. Me acerqué lo mas dignamente que pude y recogí mi pelo para que pudiera ponerme el collar.Tenía una mezcla de sensaciones. él iba a comprarme mi collar pero no podía evitar el bochorno que a momentos me embargaba. Habia gente en la tienda que no parecia mostrar interés por lo que a mi me estaba ocurriendo,sin embargo a mi me violentaba aquella situación y mucho. -¿Te gusta,catira?- Le miré directamente a los ojos con ira (creo que en ese momento le hubiera asesinado por no haberme dicho nada,antes) y añadí con una falsa compostura y en un tono orgulloso: - Me gusta mas el collar ese de cuero rojo,señalé otro del expositor. -Sí, haria juego con tus mejillas, muy bien, pues el rojo entonces - dijo jocoso. -Ese no lo tengo ahora, mañana lo tendré -añadió el vendedor. -No hay problema-¡catira, mañana vendrás tú a por él!-me ordenó. (¡¡cielos, pensé, yo sola aqui!) - Oh no, no, este negro está bien... muy bien, me gusta mucho, gracias Señor. -Estupendo entonces,catira, no te lo quites, lo llevarás puesto mientras tomamos el té, me agrada especialmente como me lo sirves y con el collar te ves deliciosa. "

También llevaba en su ubicación original una foto de la que no dispongo.

viernes, 15 de febrero de 2013

Huertos de ría

Desde el ventanal, predominaba el tono gris. La actividad en el pequeño puerto era pausada, los paseantes deambulaban perezosamente. El cielo, entoldado, dejaba pasar la claridad justa para que la oscuridad no resultara opresiva en pleno día. Hasta el color del mar parecía estar falto de matiz alguno.

Estaba bajando la marea, y sentado a la mesa, desde la atalaya, las vio llegar, como si de una procesión rutinaria se tratara. En ellas también destacaba ese gris ambiental, tirando aún más a negro si cabe, como si fuera el reflejo, si no de sus almas, sí del ánima de una existencia pesada y grave.

Bajaron ordenadamente por la escalerilla que facilta el acceso al lecho de la ría, y entonces, al seguirlas con la vista, pudo apreciar el parcelamiento del terreno. El hombre que esperaba a su lado captó su expresión de sorpresa y le dio la explicación que esperaba.

"Son hortelanas de la ría. Cada una tiene su huerto, y de ahí salen las almejas que dan fama a este lugar"

Efectivamente, al observar mejor aquel cortejo, comprobó que iban provistas de un capacho y un instrumental similar a pequeños azadones. O ese era el uso que parecían darle, encorvadas sobre si mismas, una vez comenzaron, casi al unísono, una lenta y metódica actividad.

De vez en cuando, se filtraba algún rayo de sol, que arrancaba reflejos de color en las zonas donde se posaba, creando por breves instantes una ilusión de brillo, casi de vida, dentro de aquel cuadro sombrío. Parecía que el día quería abrir el cerrojo que unas nubes densas y tercas se empeñaban en mantener echado.

Una pequeña columna de luz, más persistente que las demás, se quedó fija sobre una de esas pequeñas parcelas. Le pareció al observador tan inusual, que mantuvo su atención fija sobre el lugar, que resaltaba ajeno al resto del entorno. Vio, con cierta sorpresa, que la ocupante había descubierto al quitarse la toca oscura que la cubría unas ropas de color, a tono con el rayo obstinado que se empeñaba en mitigar tanta grisura.

También vio como se detenía y levantaba la mirada cesando la resignada labor; como impulsada por un mandato invisible, se enderezó y se puso a mirar al lugar donde parecía concentrarse la luz dorada. Dejó caer el azadón y se encaminó lentamente, midiendo cada paso, hasta que sus pies quedaron bañados por la luz. Destacaba ahora esa figura intensamente, y en cierto modo parecía consciente de ello. Pero sólo la miraba aquel hombre sentado en su atalaya, aunque ella sentía o creía sentir como se le clavaban centenares de ojos.

Tras un rato sin moverse, abrió ligeramente las piernas, asentándose sobre el terreno, y se quitó el calzado de uno de sus pies.  Fue palpando la superficie, despacio, y comenzó a trazar un círculo leve, de un modo cadencioso. Todo su cuerpo seguía el ritmo que marcaba el juego de ese pie enterrandose en la arena, entrando y saliendo. Estaba dando forma a un baile peculiar, entre ella y la tierra, marcando un ritmo  cambiante, pulsante, pero siempre armónico. Había algo de salvaje en ese lugar brillante, y en la comunión que la danza había establecido entre la mujer y la ría.

En lo que pareció el momento culminante, hinco el pie más profundamente, y con un movimiento natural y sin aparente esfuerzo, extrajo algo pequeño, que parecía compacto. Se agacho, lo recogio con la mano, y lo limpió con cuidado. La luz hizo que resplandeciera la blancura que iba asomando tras la capa gris que iba cayendo.

Lo bautizó con una sonrisa, amplia, y lo depositó con cuidado, casi con mimo, en una pequeña bolsa de tela que llevaba atada a la cintura. El rayo de sol, en ese momento, perdió su batalla contra las nubes, y el brillo cesó. Mas no enteramente. La silueta y la forma de la mujer recortándose contra el muro mantenían un aura de luminosa belleza, que no necesitaba del sol para existir. Levanto la mirada, hacia la atalaya, y descubrió que los cientos de ojos que se clavaban en ella eran en realidad dos. Esbozó una sonrisa, y se dio media vuelta, hacia donde estaban sus herramientas.


"La pasta es para........"

La voz del camarero le sacó de su ensoñación. Miró hacia adelante, donde el brillo continuaba. Notaba cierta tensión en su pie derecho, fruto del juego que estaba disfrutando. En frente, los reflejos parecían atraer cientos de miradas, pero sólo dos ojos se clavaban en ella. Volvió a buscar el lugar bañado por el sol, y continuó con el baile, a imagen y semejanza de lo que vio que ocurrió entre aquel bello cuerpo y la ría.



miércoles, 13 de febrero de 2013

Momentos de locura

No recuerdo la última vez que me ocurrió. Al menos, de ese modo tan impetuoso. Ahora, cinco días después, me veo capaz de analizarlo un poco. Y de encontrar momentos en los que me sentí de un modo similar.

Son esos instantes en los que puedo destruir cualquier cosa; incluso a mi mismo. Sin embargo, esta vez me asustó que fuera tan metódico dentro de la locura. Ardiendo por un lado, y con un contrapeso frío, extremadamente frío, por otro. Tanto que notaba como ponía la soga alrededor de mi cuello y apretaba, y apretaba...poco a poco, inexorablemente.

Una llamada, dos mensajes, dos charlas. Todo salvo dejar aquella habitación sin usar. Debía volver, pero no podía subir solo. El lado frío comprendiendo exactamente lo que estaba haciendo, procesando cada respuesta, clasificando, anotando, diseccionando, decidiendo......

Me vi allí, en aquel local, ruidoso, lleno de gente. Al entrar ya supe que saldría tan solo como entré, o al menos que no forzaría nada aunque estaba en mi mano hacer lo que deseara. Pero ¿qué es lo que realmente deseaba?. No lo sé. Creo que trataba de disfrutar, dentro de la demencial situación que estaba propiciando, de las mezcla tan nueva de frialdad y ardor.

Entró, me vio, se asustó aún más y me pidio marcharse. No hice ni un gesto para impedirlo. En cierto modo, yo no estaba allí. Ya no debía estar allí. Pero estaba.

Acabe mi bebida con calma. Nadie parecía reparar en mi. Salí y me dirigí a cerrar una etapa. Ya había decidido en ese instante terminar con varios asuntos. Me va a costar, pero es necesario, pues si no acabarán conmigo. Ahora también sé que ha finalizado esta huida hacia adelante. Como acabó otras veces. Sólo me queda esperar que la inercia no haga sobrepasar límite elástico alguno. O que no lo haya traspasado ya.

martes, 12 de febrero de 2013

primer retazo

Esta es una serie con las sensaciones que catira ha recogido tras casi dos años de relación. Le pedí que las fuera escribiendo en su día, pero es una labor que no parecía contar con su aquiescencia. Decidió por fin hacerlo para una aventura que no está teniendo buena traza. Sí, ya sé que no me deja en buen lugar ("¿vas a hacer lo que quieres o lo que te ordena?"), pero prefiero reflejar como suceden ciertos hechos, más que ceder a la tentación de plasmarlos como me habría gustado que ocurrieran.

Ahí va el primero. Este corresponde a algo que ocurrió muy al principio, cuando aún sentía que ¿podría, deseaba? poseerla. Ese sentimiento se ha desvanecido en los últimos meses. Hoy me duele leerlo pues ahora no sé si algún día volverá a hacerme sentir como entonces.

"Recogió mi cabello en una coleta agarrándolo fuertemente y me acercó a su boca y cuando yo pensaba que iba a besarme metió su mano dentro de mi blusa,buscó el pezón que empezaba a marcarse y lo apretó fuertemente.Sentí dolor y quise huir pero me tenía bien presa del pelo. Siguió apretando mi pezón e introdujo su lengua en mi boca..Y entonces de repenté se produjo el cambio, y apareció, si, apareció un placer que me nacia de las entrañas,que me ardía y me humedecía en segundos... yo respondí ansiosa a su boca.Entonces paró y soltó mi dolorido pezón. ¡Dios miooooo, si no hubiese parado me hubiese corrido allí mismo! Confieso que salí de su coche algo asustada y sin saber que era lo que habia ocurrido allí. Si,definitivamente le gustan mis pezones...,y a mi que le gusten."

Acompañaba al texto original una imagen de la que no dispongo.


lunes, 11 de febrero de 2013

respeto

"lo he sentido y me has respetado de una forma que no imaginaba.. y yo sé que he sido injusta pero queria sentirte cerca.."




Claroscuros


Vértigo
Ansia
Calma
Frío
Tensión
Locura
Insensibilidad
Riesgo
Latencia


Implosión
Huida
Miedo
Agotamiento
Final


Explosión
Decisión
Ruptura
Desbroce
Plan
Selección
Prueba
Final


Juego
Planificación
División
Estrategia
Depuración
Más juego
Calma
Riesgo
Más finales
Continuación
Un nuevo principio

Ah, y el estilo de Dr Robert, naturalmente.......

La rosa de los vientos


obediencia 
sentido del deber
libertad 
pensamiento crítico







Complementarios y antitéticos dos a dos

En el sentido clásico del mundo, hasta la Segunda Guerra Mundial, prevalecieron los dos primeros como centro de los modelos de relación y educación. Ligados a sistemas autoritarios, o más bien coactivos si entendemos la autoridad en un sentido positivo.

Los dos segundos empiezan a tener peso posteriormente, siendo probablemente el motivo de la explosión de tantas cosas en la década de los 60 (España es diferente, aquí llegaron más tarde). Tanto que actualmente han desbancado a los anteriores.

Ahora el péndulo trata de volver hacia atrás, aunque la pregunta es ¿por qué dos a dos?

Probablemente, la respuesta está en lo difícil que es conjugar los cuatro a la vez.

En mi educación han pesado básicamente los dos segundos, aunque aún estuve a tiempo de recibir algunas pinceladas de los primeros.

Me resulta curioso ver como quien no los conoce es incapaz realmente de entenderme cuando ante una tarea o disyuntiva indico que "hay cosas hay que hacerlas cuando tocan, ni antes ni después" o simplemente "hay que estar a lo que se está". Se perciben incluso como una agresión.

Eso no evita que no haya espíritu crítico. Pero no se puede dejar que éste o el concepto de libertad en cuanto "derecho a" pasen siempre por encima de "la obligación de".

Pero entiendo que es mucho más fácil ser tan sólo un ente sumiso que no se cuestiona nada y obedece ciegamente. Tan fácil como ser un ente complaciente que cuestiona sistemáticamente todo sin ir más allá de una reclamación constante sin compromiso real con nada que no sea el propio yo.

Y ni una cosa ni otra.

Ahora bien, sin referencias válidas ¡es tan difícil aplicarselo incluso a uno mismo!

sábado, 9 de febrero de 2013

Tumbado en una cama

Tumbado en una cama

Es cerca de medianoche

asépticamente cálida

tan sólo el detector de humo rompe la monotonía

no me veo, mas intuyo que parezco ajeno al lugar

tan fuera de sitio como la carcasa cilíndrica

que parece observarme desde el techo

una calma densa flota falsa, fictícia

sin oxígeno no hay combustión

eso,, tan sólo eso, ha evitado el incendio

por mi mente vagan palabras oídas o leidas

algunas cercanas, otras que reaparecen

afirmaciones, preguntas, intuiciones propias y ajenas

"estás solo"

"eres un mujeriego"

"¿eres feliz?"

"disculpa que me vaya, no te lo tomes a mal"

"no me gustas"

"es precipitado"

"yo no lo propuse"

"estás cayendo"

"no puedo"

"eres bueno"

"soy malo"

"si hay ocasión"

"tengo miedo"

Hay dudas, muchas

Y certezas nuevas; algunas agradables, otras no

Y con las certezas, nuevas dudas, y dudas que mueren.


Me levanto, recojo, y cierro la puerta tras de mi.

el espejo del ascensor devuelve mi reflejo. Inexpresivo.

Vuelvo a casa, aislado con esa obsesión que tanto me calma

Fuerte, dura



Son las doce. En cuatro horas han pasado muchas cosas.

Muchas.

Pero no ha ocurrido nada.



Me veo en el ascensor, de nuevo. Mi rostro sigue inexpresivo en el sótano

Llego a la última planta, y el gesto ha cambiado. Suave.


No sólo se cerró la puerta de esa habitación. Con las dudas que quedaron dentro, dejé varios pesos muertos.

Se acabó. Ahora sé que "no me sobra el tiempo"

Hoy he dormido mejor.

lunes, 4 de febrero de 2013

Proceso

Una propuesta



Una idea

ahora, un propósito
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