miércoles, 13 de febrero de 2013

Momentos de locura

No recuerdo la última vez que me ocurrió. Al menos, de ese modo tan impetuoso. Ahora, cinco días después, me veo capaz de analizarlo un poco. Y de encontrar momentos en los que me sentí de un modo similar.

Son esos instantes en los que puedo destruir cualquier cosa; incluso a mi mismo. Sin embargo, esta vez me asustó que fuera tan metódico dentro de la locura. Ardiendo por un lado, y con un contrapeso frío, extremadamente frío, por otro. Tanto que notaba como ponía la soga alrededor de mi cuello y apretaba, y apretaba...poco a poco, inexorablemente.

Una llamada, dos mensajes, dos charlas. Todo salvo dejar aquella habitación sin usar. Debía volver, pero no podía subir solo. El lado frío comprendiendo exactamente lo que estaba haciendo, procesando cada respuesta, clasificando, anotando, diseccionando, decidiendo......

Me vi allí, en aquel local, ruidoso, lleno de gente. Al entrar ya supe que saldría tan solo como entré, o al menos que no forzaría nada aunque estaba en mi mano hacer lo que deseara. Pero ¿qué es lo que realmente deseaba?. No lo sé. Creo que trataba de disfrutar, dentro de la demencial situación que estaba propiciando, de las mezcla tan nueva de frialdad y ardor.

Entró, me vio, se asustó aún más y me pidio marcharse. No hice ni un gesto para impedirlo. En cierto modo, yo no estaba allí. Ya no debía estar allí. Pero estaba.

Acabe mi bebida con calma. Nadie parecía reparar en mi. Salí y me dirigí a cerrar una etapa. Ya había decidido en ese instante terminar con varios asuntos. Me va a costar, pero es necesario, pues si no acabarán conmigo. Ahora también sé que ha finalizado esta huida hacia adelante. Como acabó otras veces. Sólo me queda esperar que la inercia no haga sobrepasar límite elástico alguno. O que no lo haya traspasado ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario