jueves, 28 de diciembre de 2017

Incitar

Es difícil que incite ya a nadie. Si busco algo, ha de tener cierta pero firme vocación de continuidad, y por lo tanto una atracción y complicidad explícitas. La incitación pierde fuerza tan pronto como cesa el estímulo incitante.

Vamos, que las composiciones de difícil mecanismo envejecen pronto, así que debe haber una fluidez natural.

Amabilidad, educación o curiosidad no implican incitar. Hace mucho que siento que mi tiempo de mariposear quedó definitivamente atrás.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Una sonrisa

Pues sí, hay mensajes, reencuentros, que me traen una sonrisa amplia. Y la cálida sensación, aunque pasen meses o años, de que tan sólo hace unos días de la carta anterior.

Parafraseando a Fray Luis de León, "Decíamos ayer...."

Que sutile es a veces el verdadero placer.

Es mejor ser un infame que no ser conocido

Y claro, luego brota la hiel, el desencanto y las lágrimas. Si es que nadie da duros a dos pesetas....

domingo, 10 de diciembre de 2017

Asco de tarde

Pues si, la tarde es un asco, hace mal tiempo y no llueve (debiera estar prohibido) y no me apetece hacer nada de lo que tengo que hacer.

Una de esas ocasiones, raras, de un estado mental retorcido. Un flujo de ocurrencias innombrables que se perderán en el sumidero de la nada.

Momentos desperdiciados, o ni siquiera eso, abortados, o no nacidos, y que no llegarán a ser.

En fin ya lo cantaban los Stones, no puedes tener siempre lo que quieras. No es por eso que no tengo gato.

Si te estas preguntando ¿y por qué me cuenta esta chaladura a mí? pues....no tengo respuesta. Quizá sea porque tuve la sensación que al hacerlo no se perdería absolutamente todo.

 O por echarle la culpa al gato, claro.

Y buenas tardes, como no.


domingo, 3 de diciembre de 2017

Saberlo todo (la pose de una hortensia pretenciosa o una idiota más disfrazada de brat)

Nunca hallé calma en el eco romántico de las letras. Sólo los sonidos de Chopin llegaban a amansarme, sobre todo al descubrir la voluptuosidad exagerada de las manos de aquel húngaro loco, las únicas que la sabían extraer.

Ya lo sabía todo, me faltaba conocer. No puede haber inocencia después. Solo sorpresa.

El falso atractivo de la exclusividad vulgar, los mundos de yupi como grial confortable, el candor insufrible que el tiempo inevitablemente ajará. Una exhuberancia que se dice atrae a la muerte, o la profundidad de la insustancial. Aunque cite a Byron o Baudelaire, una idiota más disfrazada de brat.