domingo, 3 de diciembre de 2017

Saberlo todo (la pose de una hortensia pretenciosa o una idiota más disfrazada de brat)

Nunca hallé calma en el eco romántico de las letras. Sólo los sonidos de Chopin llegaban a amansarme, sobre todo al descubrir la voluptuosidad exagerada de las manos de aquel húngaro loco, las únicas que la sabían extraer.

Ya lo sabía todo, me faltaba conocer. No puede haber inocencia después. Solo sorpresa.

El falso atractivo de la exclusividad vulgar, los mundos de yupi como grial confortable, el candor insufrible que el tiempo inevitablemente ajará. Una exhuberancia que se dice atrae a la muerte, o la profundidad de la insustancial. Aunque cite a Byron o Baudelaire, una idiota más disfrazada de brat.

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