lunes, 27 de octubre de 2014

El reflejo del deseo

El vestido negro es veraniego, ya debería estar colgado en el armario, pero este otoño perezoso estira indolentemente los días cálidos, a pesar de que ya son más cortos que las noches. No lleva puesto nada más, por un lado porque le gusta estar cómoda, y por otro porque la pieza naranja que llevaba entre las piernas hace rato que ya no está allí.

Sólo el vestido, el espejo y ella. Le llega por media pierna, dejando ver su tobillos finos. Pero en ese momento, la parte delantera está arremangada, dejando al descubierto su cuerpo de cintura hacia abajo. Descubierto y expuesto, pues están sus piernas abiertas y la cadera ostensiblemente adelantada, en una posición nueva para ella, pero en absoluto incómoda. El reflejo que le devuelve el espejo así lo atestigua, y los ojos que ve enfrente de los suyos lo corroboran casi con malicia.

Lleva ya un tiempo tocando su sexo. Masturbándose para aquel extraño. Cada vez más cercano, es cierto, pero aún extraño. Sin embargo, la confianza la envuelve, entre las paredes de su casa, y el deseo que la acompaña desde que se ha levantado (y desde varios días atrás) se acumula en la punta de sus dedos. La caricia se vuelve más y más intensa. De vez en cuando intercala unos azotes (mira que pensar que sólo sirven para castigar....si es así, bendito castigo) y poco a poco se va acercando hacia aquello que será a ese ritmo es inevitable que suceda.

Bueno, inevitable....si lo piensa con frialdad, de qué va a ser inevitable, un desconocido dando órdenes, ni siquiera eso, parecen sugerencias, y ella allí sola, de pie, ante el espejo, temiendo que pueda llegar alguien...tanto montaje para hacerse un dedo...pero es que no me siento sola, está ahí, lo noto, y la humedad, la excitación contenida de los días atrás, el deseo. Y no tiene cara, sólo manos, o mano, pero ni que fuera ese dedo el suyo, y mi mirada en el espejo.....

"Te voy a contar hasta quince. Sólo podrás acabar antes de llegar al quince, si no, no te lo permitiré. Y por supuesto, has de pedir permiso. Serás capaz, ¿verdad?"

Desde luego, no lo esperaba, pero tiene buena memoria, hace poco le dije que había tenido esa fantasía, no exactamente así, pero para el caso es lo mismo. Claro que podré, desde luego que sí.

Uno
Dos
Tres
..

Ocho
Mírate a los ojos. No, no los puedes cerrar, mírate, y recuérdate así
......

Doce
Trece

"permiso ....."

Catorce
Quince...adelante....

Unos minutos después, retomado el aliento, mirándose desde abajo a si misma, una pregunta.

- ¿Cómo te has visto en ese espejo?
Me he visto hermosa....

Esa hermosura, más allá de la obvia, es el reflejo del deseo resbalando por la piel. Del deseo pasado, presente y el que esté por llegar. Naturalmente.

jueves, 23 de octubre de 2014

Plasticidad plástica

Plástico plástico. Y pinzas. Y cera.

También las cuerdas. Y la aquella cadena. Los azotes, por supuesto. Y la lencería a juego. La cama con dosel, más cuerdas. Aquella fusta, hoy guardada. El collar rojo. Las tardes, aquellas tardes, todas y cada una la primera en algo.

El pelo, las marcas. Y el cuerpo encerrado tras decenas de vueltas de aquel rollo de plástico. Los ojos, siempre curiosos, siempre confiados. Y la sorpresa de cada día.

Aunque pasaran meses entre cita y cita, la sensación de continuidad, del "decíamos ayer". Nadie necesitaba a nadie. Y al final, va a resultar inolvidable.

Hay que ver lo que me trajo a la mente la visión de un cuerpo enfundado en plástico.

viernes, 17 de octubre de 2014

Caballo viejo

Soy mayor, de eso no hay duda. Más o menos, desde el momento que alguien te pregunta por primera vez por la calle "¿Señor, tiene hora?". Ese tránsito al usted marca una frontera indeleble. Durante un tiempo se suceden los tú y los usted, hasta que finalmente prevalecen poco a poco los segundos.

Vamos, que me puedo mirar al espejo y pensar lo que quiera, en ese sentido eres a los ojos de los demás como te ven. Otra cosa es como seas capaz de sentirte por dentro. Y otra lo que seas capaz de transmitir.

Pero la biología, salvo casos excepcionales, no engaña. Y es absurdo ir contra ella.

Hoy escuchaba una hermosa canción (aunque tan injustamente tratada en decenas de infames versiones), que habla de un caballo viejo y como le cambia el ritmo en los momentos que visita a su potra alazana.

Creo que me encuentro en ese momento en el que ya sí que alguno de los trenes que pasan de largo son efectivamente los últimos. Es posible que eso me haga más intolerante con ciertos actos y disposiciones. Es la sensación de gastar cartuchos con quien no sabe siquiera lo que está pasando.

Algo así dice una de las estrofas de esa canción

"El potro da tiempo al tiempo
porque le sobra la edad
caballo viejo no puede
perder la flor que le dan
porque después de esta vida
no hay otra oportunidad"


O como resumía acertadamente otra canción "A ti te sobra el tiempo y a mi me está faltando una vida"

De nuevo, no me juzguen severamente.

 

jueves, 16 de octubre de 2014

Todo

Todo....que dos sílabas, tan breves.

Todo. Y además, tan mentirosas.

Pretenden abarcar el Universo, y más allá, y se suelen quedar en nada. O peor que nada.

Es una paradoja que el deseo del infinito acabe por provocar el más profundo vacío. Es curioso además el egoismo asociado a ese todo. A quererlo todo. Pero ¿quién es nadie para exigir ese todo? Aunque sólo se muestre como un deseo.

El condicionamiento del todo. El infatigable ascenso al todo. Todo, todo, todo....lo quiero todo.

Lo quiero todo porque te lo doy todo. Y ...¿a ti quién te pide todo?.  De nuevo, el egoismo, sutil, descarado, infiltrado, sin conciencia. Quid pro quo. Todo, y lo mejor, para mi. Y si no, nada.

Que triste. Precisamente una de las virtudes de la infinitud es la amplisima gama de matices para escoger. Y como ninguno somos infinitos, ni perfectos, es imposible abarcarlo todo.

Que absurda idea, la del todo. Que daños provoca, que frustraciones innecesarias, como aplacan el placer, la felicidad. Tan sólo exacerban el deseo de más, y más. Pero ese deseo....¿es necesario cebarlo?. ¿Necesita un objetivo para que se mantenga? ¿En un crescendo sin fin?

Absurdo.

Ahora recuerdo las sabias y bellas palabras del poeta, hechas canción

"La tristeza no tiene fin.
La felicidad, sí.

La felicidad es como una pluma
que el viento va llevando por el aire.
El vuelo es tan leve, pero tiene una vida breve.
Necesita que haya viento sin parar"

Y ni siquiera el viento es infinito. Aunque a veces lo parezca.


Dejo la versión con Vinicius de Moraes. Seguro que tenía el vaso de whiskey en la mano mientras cantaba. Y el sí sabía que lo esencial es sentir poder llegar a todo. Mas no llegar. Nunca llegar. Es preferible entre medias, vivir.

lunes, 6 de octubre de 2014

Las hojas muertas

Indefectiblemente, es una imagen que remite a los días de otoño. El tránsito obligado de la brillantez del verano al encogimiento del invierno. Un trayecto paulatino, de pérdidas, introspectivo, interior. La sensación de final trae de la mano la de término, el recuerdo de lo que se acabó, de lo que no se pudo hacer. Y aún cuando todo es un ciclo, y volverá de nuevo el reino de la luz, el calor y la piel, la vuelta a los cuarteles invernales, aunque traiga la seguridad del refugio, no deja de tener un aroma a retirada.

A las hojas muertas el viento las lleva, las trae, las arranca. Juega con ellas, las arremolina, amontona y dispersa, entre luces vestidas de gris y el anticipo de los alientos helados que en unas semanas obligarán a bajar las cabezas, humillando el gesto tras la protección del abrigo. Del mismo modo parece jugar con ánimos, humores y deseos que el estío casi obligó a salir de sus cuevas. Ahora el tiempo parece encogerlos, casi con severidad, con firmeza e inexorablemente, minuto a minuto, tal y como se pierde un resquicio de sol cada día.

A veces juega tanto que los ánimos se tuercen. Y se vuelven tan, tan negativos. Pero ya lo sabeís, es cosa del otoño, que trae sus propios vientos. No me juzgueís demasiado severamente por ello.

viernes, 3 de octubre de 2014

Insectos anónimos

O trolls. O qué se yo.

Pobres enfermos sin autoestima que abrazan las causas más variopintas para mostrar un exhibicionismo patético.

Ahora hay uno que se aburre, es algo periódico. Aunque anónimo (hermosa paradoja, que muestre su verdadera cara bajo su condición natural, anónimo. Y probablemente no fuera la única sorpresa).

Vendrá a emborronar más páginas. Tan sumisa y predeciblemente. Aunque grite. (Por cierto, ¿qué cebo usas tú?,  ;) )

¡Qué mono!

jueves, 2 de octubre de 2014

Dulce y amargo

Líneas escritas en la oscuridad cotidiana que inútilmente trata de domesticar el brillo que nace en lo más profundo de un sueño. Y anuncian luz.

"El dulce es un sabor elemental. Les gusta a todos los que tienen poco paladar. Es parecido al salado.

El amargo es el más rico en matices y en sensaciones, es para adultos, para catadores, para mujeres de rodillas, con las piernas separadas y la cara contra el suelo y los pezones rozándole. 


Parecería muy amargo si no hubiese un hombre detrás decidiendo por donde empezar a dsifrutar. En ese momento, la amargura de la inútilidad, la mas amarga de todas, se convierte en la dulzura del dar placer."

¿De qué sirven las flores que crecen en los caminos? 
¿De qué sirve la tarde?
Paisaje inútil 

Instantes hacia abajo

Varios instantes mezclados de las últimas horas, y un colofón que es ¿punto y aparte?.

Una noche cálida, una esquina, oculto en la sombra.

Otro mundo, apenas rozado, mitad atrayente, mitad ajeno.

Un triangulo tenso, emociones complementarias.

Sueño, mucho sueño, cansancio.

Una idea, difícil, posible. Deseo.

Desatención.

Un reflejo del espejo (el espejo, siempre el espejo, juguetón, insobornable, limpio y brutal)

Un yo real, visible, cansado.Otra vez ese rostro cansado, ajado, camino de la derrota.

Un tango en la radio, envolviendo la rutina desesperante del comienzo del otoño, sin resquicio al basta ya.

Y estas líneas.


Hoy, espíritu de tango


Libertando.....

miércoles, 1 de octubre de 2014

Amarga satisfacción

Hoy se publicó algo que me hubiera gustado leer meses atrás.

Al hacerlo, no pude por menos que sentir satisfacción, y por otro lado, tristeza. Siento cada vez más desprecio por los eunucos mentales, y por aquellos aprovechados que no dudan en destrozar cualquier cosa para vender su libro.

Y siento un profundo desprecio por aquellos seres irritantes que lo único que sabe hacer bien es fastidiar a los demás, no importa como ni por qué. El fastidio por el fastidio.

Hoy se ha cerrado una tronera a un almogávar senil. Pero el precio ha sido tan alto que la amargura campea por encima de cualquier consideración.

Son seres prescindibles, no producen nada útil, y hacen peores a los demás. Y sólo dejan tierra quemada tras de sí. Según creo, hasta los mosquitos tienen una razón de ser. Pero nunca se la he encontrado.

Personalmente, los eliminaría a todos. Sin remisión.