Ese autismo vital, que nos lleva a minusvalorar lo cotidiano
Esa arrogancia cerril, que hace que no se aprecie lo que se nos da sin esfuerzo por nuestra parte
Esa estúpida pulsión, que nos lleva a la búsqueda ciega de lo extraordinario
Y de repente.....
No puedes andar, o comer con normalidad, o nadie te plancha la ropa, o no te hacen la comida, o desaparecen tus compañeros de partida, de esa partida que nunca organizabas. O dejas de reír por bobadas, o no aprecias una caña bien tirada, un tomate que sabe a tomate (ya todos son de plástico, pero ya es tarde). O necesitas ayuda para ponerte unos pantalones, o dejaste de ganar tu sueldo, o........
Y caes en la cuenta.....
Caes en la cuenta de que nada está asegurado, nada es para siempre, y además, ¡peor aún! lo tuviste entre tus manos y olvidaste disfrutarlo. O simplemente vivirlo.
Y descubres con terror que lo perdido ya no vuelve. O que debes hacer tu el esfuerzo para obtenerlo, y aquello que parecía tan fácil de organizar no sabes ni siquiera como se hace. O que lo extraordinario era lo que vivías, y ahora estás condenado a la mediocridad.
A veces la vida da una segunda oportunidad. Pero, casi siempre, lo que queda es nada.
--------------------------------------------------------------------------------