martes, 15 de septiembre de 2009

lulú, primer encuentro

Ese era entonces su nombre de guerra. Establecimos contacto en una conocida página orientada al bdsm. Entre Cervantes y Sor Juana Inés de la Cruz fuimos aumentando la confianza. La atracción fue mútua, creo que desde el primer instante. Y pese a que yo abarcaba entonces más de lo que podía sostener (aunque aún no lo sabía), decidí citarme con ella. Doy paso a las sensaciones de entonces.


"Quedamos en medio de la nada, a mitad de camino. Las conversaciones eran estimulantes, y aunque ando liado con dos sumisas a la vez y apenas tengo tiempo para ella, acepta que sea así. Llego y ella ya está allí. Ba ja de su coche y nos encontramos en medio del aparcamiento. Trae puesto un vestido ligero, que marca todas sus curvas, voluptuosas, generosas. Se dispara mi deseo...y el suyo viene lanzado. Cruzamos una mirada (me encantan sus ojos), dos palabras, tres roces de piel y un beso largo, profundo.......no hace falta decir más.

Nos subimos a la habitación. No hace falta café, todo quedó dicho con esa mirada, esas palabras, esos roces y sobre todo el beso. Todo lo demás sobra.

Lo que pasó arriba no es relevante. O sí, pero para ambos. Disfrutó, disfrute.....tendida sobre la cama, al final, la noto relajada, contenta.. tal y como lo estoy yo. Y ese masaje en los pies....

Sí, seguro que nos volveremos a ver."


Eso recuerdo de aquel día...excitación, deseo, placer.....y ganas de poseer y ser poseida.

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