martes, 29 de septiembre de 2015

Profundidad

Tras un mes más o menos de cambio de impresiones, cierta complicidad y perspectivas opuestas en cuanto al tipo de relación que quiere cada uno (ella una relación más convencional, con aspectos sentimentales, yo, como de costumbre, focalizado en los aspectos D/s sin necesidad de un soporte emotivo adicional), me dice:

"seguro que hay más sumisas que les apetezca ese tipo de relación para mí es mas profundo..."

Y ahí me toca la fibra vehemente. La profundidad. Concedo que se pueda decir algo así cuando no se conoce otra cosa. Pero ya estoy cansado de que esas interpretaciones vengan de un mundo que tiene por característica principal, entre otras, el buscar reacciones contrapuestas ante un mismo estímulo, romper los patrones establecidos del placer/dolor y castigo/recompensa, así como basarse, en el caso de la D/s, en criterios de posesión casi absolutos por si mismos, hasta tal punto que los ingredientes emotivos de otras relaciones perturban más que favorecen. Y hablo desde el conocimiento que me da la experiencia. ES posible, y no admito (aunque pueda entenderlo) que quién jamás ha pasado esa frontera en esas condiciones me establezca comparaciones que, directamente, no puede hacer porque desconoce uno de los elementos que compara.

Mi respuesta fue, y es:

"No te equivoques, la profundidad no tiene nada que ver con la cantidad de tiempo. Simplemente, tú quieres añadir otro tipo de aspectos a la relación que yo no quiero. Pero no creas que intensidad, profundidad, implicación y complicidad son menores. Puede que al contrario. Eso sí, si hay pocas personas capaces de establecer una relación D/s eficaz y realmente basada en el dominio sin necesidad de apoyos sentimentales, menos hay capaces de establecer ámbitos específicos en su vida para desarrollarlo. Mas las hay, claro que sí.

Mis mejores deseos, :)"

Pronfunidades hay muchas. Como tipos de amor, de querer y de intensidad. Es difícil conocerlos todos. Pero es fácil querer hacerlo. O debiera, en el ámbito que nos movemos.

Aunque la experiencia me dice, de nuevo, que no es así.

sábado, 26 de septiembre de 2015

13.200 pesetas

Se nota a que van. Claro, a esas horas, y con ese brillo en los ojos. O tienen muchas ganas de descansar, o todo lo contrario. El recepcionista está avezado en los detalles del turno de noche. Es correcto, firme y acogedor. No tiene prisa, no demanda, no exige y no trata de vender nada. Es naturalmente consciente de su función, tanto para el negocio como para sus clientes, y ofrece el mejor servicio. Sí, la ley obliga a pedir la documentación, y el sentido común dispone que no se haga.

Él pregunta cuánto es;

"Trece mil doscientas pesetas, señor"

No le sorprende la cantidad, aunque tiene que rebuscar para pagarlo. Entonces las tarjetas de crédito eran un asunto casi de snob, dirigidas al segmento de alto poder adquisitivo, y también a proporcionar cierto status a las empresas. Sí, la banca era otra en aquellos tiempos, y el crédito era una facilidad, no una trampa.

Paga, y se despiden, dándose mutuamente la buenas noches.

Recuerdo la última vez ante un mostrador. La cantidad es menor, en establecimientos equivalentes, del orden de 50 euros. Siguen pidiendo el carnet, aunque ahora hay que tener cuidado para que no te manden publicidad a casa o te llegue una felicitación por Navidad de un hotel que no tiene mucha explicación. Aunque te brillen los ojos al llegar.

El alivio

Fue inesperado. No hubo sorpresa, salvo precisamente en la ausencia de ella. Conforme eliminaba los trazos de algo que comencé a tejer largos años atrás, no sentía ningún dolor o frustración por ello. Al contrario, cada paso era como una liberación. La idea madurada de que hacía tiempo que ya no pertenecía a ese lugar fue tomando cuerpo.

Primero, el blog. Un botón, y fuera, sin pedir confirmación siquiera. Mejor, más fluido.
Después, algunos mensajes, escogidos, pues no tenía intención de acabar con todo de golpe. Posteriormente, traté de dejar un perfil vacío.

Y no me dejó. Tres veces intenté hacerlo, con resultado negativo, y cacharreando, vi el enlace:

"Eliminar la cuenta (este acto es irreversible)" Dos clicks...y ya. Atrás queda algo con lo que no tengo nada que ver. Un recuerdo me vino a la mente, de cuando era un recien llegado de Club Sumisión, buceando por los hilos. En una pregunta sobre espacios virtuales de encuentro, alguien respondió, más o menos "Aunque no lo parezca, hay más sitios que éste y con estilo bien diferente"

Y aunque entonces no era ni por lo más remoto como es ahora, era verdad. También es cierto que lo más probable es que sea yo quien tiene un difícil encaje en el estado actual visible de la escena. Por eso, es mejor dejarlo. Y de ahí, ese alivio inesperado.

Amén

jueves, 24 de septiembre de 2015

Those eyes (a cold inspiration)

I caught that glance,
frozen
I realized nothing was
behind.

I was caught by that
emptiness,
I began to shiver, that
fear, warm fear

She raised her eyes,
stoned eyes
She stares at my mind
with that nothing sight

Sometimes, nothing is a real cool hand

sábado, 19 de septiembre de 2015

Justine



Un poema de Cavafis, el poeta de Alejandría, me lleva a una novela que son cuatro, una historia de prisiones cotidianas y libertad dolorosa, de piel batida por el viento del desierto y la sal del Meditarreneo, donde se mezclan las semillas de la esencia común de Oriente y Occidente, y a la vez se mantienen puras.

Y una pluma que desgrana en un adagio inmisericorde la herencia eterna en un tejido de instantes intensos, primordiales. De fondo, el eco de las letras que mantienen el aroma denso de una misma historia y sus infinitos matices.

Una Justine implícita, descarada y discreta. Piel, debilidad, voluntad, carne y miedo. Sabroso e imponente miedo.

El origen

Han satisfecho su placer
prohibido. Y del lecho se levantan,
vistiéndose apresuradamente, sin hablarse.
Abandoonan por separado, furtivamente la casa; y mientras
caminan algo inquietos por la calle, parece
como si sospecharan que algo en ellos traiciona
a qué clase de lecho cayeron hace poco.

Pero cuánto ha ganado la vida del artista.
Mañana, otro día, años después han de escribirse
los vigorosos versos que aquí tuvieron su principio.

Cavafis.

The thrill is gone

Oh...so busy....isn't it a pity?
It seems the thrill is gone. Damned daily load....

Every little casual stuff rottens gently the soundest feel, no matter how deep on your guts it was at birth.

Like a dessert heat wave on a winter night, warms at first, dries at last.

At last. Confort kills madness.
Do you dare to keep it alive?

The answer is always yes, the facts say......the fear, again.

jueves, 17 de septiembre de 2015

La levedad

La trascendencia parece ser un requisito ineludible. Lo recuerdo bien, en mis primeras aproximaciones, el halo a fundamental que pretendía envolver toda conversación medianamente seria.

Y a mí el cuerpo me pedía otra cosa. Sobre todo, naturalidad. Afortunadamente, no tardé en dar con alguien que me mostró un enfoque lúdico, elegante, placentero, exclusivo, con estilo. Sí, era así, nada que ver con el dogamtismo, cierto aroma a cutrez mediocre, la exclusividad excluyente o el tufo sentimentaloide de los ociosos cibernéticos.

La levedad de la fluidez natural frente a la pesadez de la mediocridad impostada.
Pero en ese otro mi extremo....hay tan pocos.

viernes, 4 de septiembre de 2015

La dignidad de la puta

Me mira con aparente desdén mientras su piel late con indisimulado deseo.
Baja la mirada con simulada condescencia al tiempo que su cabeza se agacha sin que pueda evitarlo.
Me reta a que le abra la boca poniendo al alcance de mi mano el pelo para que agarre con fuerza.

Tiro hacia atrás con firmeza, cierra los ojos en un gesto que quiere decir que ocurre porque ella quiere, al tiempo que comienza a saborear el gusto de querer porque te siente obligada a querer.

"Quiero porque me haces querer.....aunque me hagas querer ser la puta."

Y disfruto.

Y disfruta.