sábado, 26 de septiembre de 2015

El alivio

Fue inesperado. No hubo sorpresa, salvo precisamente en la ausencia de ella. Conforme eliminaba los trazos de algo que comencé a tejer largos años atrás, no sentía ningún dolor o frustración por ello. Al contrario, cada paso era como una liberación. La idea madurada de que hacía tiempo que ya no pertenecía a ese lugar fue tomando cuerpo.

Primero, el blog. Un botón, y fuera, sin pedir confirmación siquiera. Mejor, más fluido.
Después, algunos mensajes, escogidos, pues no tenía intención de acabar con todo de golpe. Posteriormente, traté de dejar un perfil vacío.

Y no me dejó. Tres veces intenté hacerlo, con resultado negativo, y cacharreando, vi el enlace:

"Eliminar la cuenta (este acto es irreversible)" Dos clicks...y ya. Atrás queda algo con lo que no tengo nada que ver. Un recuerdo me vino a la mente, de cuando era un recien llegado de Club Sumisión, buceando por los hilos. En una pregunta sobre espacios virtuales de encuentro, alguien respondió, más o menos "Aunque no lo parezca, hay más sitios que éste y con estilo bien diferente"

Y aunque entonces no era ni por lo más remoto como es ahora, era verdad. También es cierto que lo más probable es que sea yo quien tiene un difícil encaje en el estado actual visible de la escena. Por eso, es mejor dejarlo. Y de ahí, ese alivio inesperado.

Amén

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