sábado, 28 de enero de 2023

El reflejo curvo de la intensidad

 

O de la insondable puerilidad del brat.

Cuando me califican de intensito, o me dicen tener discurso de persona intensa, que suelen ser sinónimos, lo que implícitamente emana de su apreciación es que se notan por debajo de lo que les he mostrado, ya sea a nivel cultural, de educación, de capacidad o simplemente de saber redactar con corrección, cuando no una mezcla de todo ello. El rechazo atávico a aquello que les hace sentir la incuestionable superioridad del otro, cuando ese otro no tiene la forma de lo que esa mentalidad que se siente inferior ha dibujado.

Es algo de difícil aceptación en alguien se define como esencialmente sumiso. Es curioso, la mayoría suele decir ser brat. Hace tiempo que comencé a correlar respuestas y personalidad, y fue casi inmediato corroborar que ese etiquetado de brat se corresponde con individuos cuyas respuestas a cualquier requerimiento traslucen un sentido de inferioridad no confesado, de frustración y trauma consigo mismos, unidos a un carácter soberbio que les impide recocer sus carencias y encuentran como liberación volcar su culpa en otros a través de un comportamiento pueril idealizado en el aura de una brat.

Ampliando el espacio muestral, aplica en mayor o menor medida a los que atribuyen cualidades humanas a los animales en detrimento de las persones (o como contraste absurdo bondad-maldad) y a las que usan un supuesto conflicto de género como pantalla ante el sentimiento de incapacidad y frustración.

El problema lo tienen ellos. Pero parece que la cura se halla en tergiversar el orden establecido no para hallar un encaje, si no para rebajar a los demás a un nivel en el que el íntimo reconocimiento de su inferioridad pueda resultar aceptable.

Así nos va.

PD. Dios os libre de la auténtica intensidad que creéis busca. Probablemente , acabará del todo con la poca estima que os tenéis.

viernes, 27 de enero de 2023

Libertad sexual

Que yo te diga que no tienes capacidad de asimilar mentalmente lo que tú crees que que basta que puedas disfrutar físicamente no implica que coarte tu libertad sexual , o que te esté juzgando.

Constatar un hecho no es ni necesariamente conlleva emitir juicio alguno. Hacer notar que careces de una capacidad concreta no atenta contra libertad alguna, pues poseer o no un determinado atributo físico, de carácter o intelectual es ajeno a la voluntad de poseerlo: se tiene o no se tiene. Puedo equivocarme al observar o no, pero desde luego, no es algo sujeto a interpretación.

Una de las consecuencias de querer hacer un cajón de sastre de unas siglas que definen algo muy concreto, BDSM, es que individuos incapaces o traumatizados por sus carencias o por la falta de ajuste allí donde desearían encajar, tratan de hallar su espacio a toda costa en un lugar para el que no poseen las cualidades necesarias para poder estar.

Y ojo, ni entro ni salgo en qué sientes, o en qué es lo que te mueve. Los apetitos y estímulos de cada uno son respetables si no se tratan de imponer a los demás. Incluso cualquier acto entre adultos responsables, cualquiera, es respetable si ambos consienten en ello consciente y deliberadamente, con absoluta conciencia compartida de las consecuencias que tiene para cada uno de ellos ejercitarlo.

Tan solo hago notar que encontrar el placer a través del dolor, del intercambio de poder, cada uno por su lado o mezclados en una proporción variable requiere estar en posesión de ciertas capacidades que no necesariamente vienen de la mano del tipo de cualidades más ligadas al sexo, género, ideología, militancia, espiritualidad o amor a la naturaleza.

Sin embargo, cada vez es más frecuente que quien carece de la capacidad para acometer una tarea, en vez de reconocerlo y asumir su falta de competencia, tienda a adaptar la tarea a sus cualidades. Y me parece bien, si le place, en tanto en cuanto no trate de hacer comulgar a terceros con la rueda del molino de su subterfugio para ser lo que no puede ser.

Algún día, un manco querrá jugar al tenis, y conseguirá empuñar una raqueta con los dientes. Tratará de cambiar las reglas para que la pelota no pueda venir con demasiada fuerza. Y lo llamará tenis. Lo malo es que pretenda cortar las manos a todo aquel que quiera jugar a ello.....

jueves, 26 de enero de 2023

Gente nueva

 

Nuevo, nuevo, lo que se dice nuevo, no. Otra cosa es que sea novedad, que seguro que sí, aunque a simple vista no lo parezca.

Eso, sí, gente, no, ni de coña. Con lo atractiva que es la personalidad del individuo....¡qué manía con buscar una faceta gregaria en ella!

Nada de gente, no.

miércoles, 25 de enero de 2023

Carácter animal

Los seres irracionales no tienen carácter. Ese es un atributo inherente y exclusivo de la condición ligada a una mente humana.

Como mucho, poseen algún rasgo de comportamiento propio de un instinto marcado.

Quien pondera como modelo las líneas propias de un conductismo animal, en cierto modo expone al hacerlo las carencias del propio carácter, así como sus lagunas en el ámbito de la relación y la tolerancia hacia individuos que muestran comportamientos complejos.

La simplicidad excesiva no es nada estimulante. Salvo para un animal, claro.

Errores

Errores de consideración, de apreciación, de evaluación. Confundir lo deseado con lo observado, mirar con un sesgo inflexible, valorar por la estética y no por el carácter, creerse el propio discurso sin apreciar la matización de las circunstancias y del entorno....

Equivocaciones comunes, en suma.

 

sábado, 21 de enero de 2023

Permiso

 

“Para pisar a alguien, debe desearlo y que te lo permita.”

Lo leí hace días, y no deja de darme vueltas por la cabeza. Pues para mí, el permiso ante mi deseo perverso es casi siempre un inhibidor absoluto del estímulo. Pocas cosas me cortan más que notar que me permiten hacer algo. Cuando siento algo así, tengo conciencia de estar siendo manejado. No, no concibo el dominio como algo que se me permite o se me concede, ni como respuesta a un deseo del sumiso.

El acto de someter, de doblegar, de dominar, trasciende al deseo, al permiso, a la voluntad del sujeto que lo recibe. Es más, resulta absolutamente excitante cuando siento el poder que me otorga la certeza de saber que no podrá evitar ser sometida, y que su voluntad desaparece. Cuando siento, y sé, además, que sabe y siente que no lo puede evitar.

Y entonces no hay cesión, ni permiso, ni siquiera entrega. Es la conciencia de notar en ella la inevitabilidad de ceder ante un poder externo, la potencia de ejercerlo. El único deseo que hay es sentir esa inmensa fuerza sobre sí misma.

No, no es necesario el permiso. Pero, ese deseo es tan escaso, tan infrecuente, tan raro, que lo más habitual es dar con quienes buscan otorgar su permiso, y que sea ganada su entrega por quien se la merece.

Como si el poder atendiera al mérito y al deseo. Pero, quizá, esté hablando de otra cosa. De lo que me pone a mí. Y a ti también.

miércoles, 11 de enero de 2023

El nombre de lo que se cuela entre las palabras

“Me sorprende el mucho efecto en mí que tienen unas pocas palabras, más viniendo de alguien de quien prácticamente no se nada.....”

Hace años, muchos creo, escribí sobre eso. Y no fui capaz de encontrarle un nombre que se ajustara bien. Existe, seguro, entre decenas de miles de términos, alguno hay. No soy el primero en disfrutar de esta habilidad (aunque por lo que voy viendo, y de nuevo ya hace tiempo de eso, es más bien escasa). Ni seré el último.

Pero no soy capaz de ponerle un nombre.

De darle forma tangible, sí.

Una casa de putas (en el sentido clásico del término)

Lo que hace el aburrimiento. Me puse a explorar perfiles, con lápiz y papel al lado. Si llegaba a uno, ya fuera sumisa, Dómina o mediopensionista, que pedía por sus favores bien que entrarás en sus plataformas de pago, bien regalos de una lista de deseos, bien directamente dinero, la apuntaba como puta clásica.


Pues son casi el 50% de las más activas. Y según se matice la consulta, llega a acercarse al 100% en algunas categorías.


No se puede mostrar sangre, pero sí ofrecer servicios sexuales pagados. Espero que los responsables de la web articulen un medio que permita identificar y filtrar aquellos perfiles que sólo tienen un fin económico. Antes de que sea tarde.


No he hecho el ejercicio con los varones, aunque creo que en este aspecto la inclusividad no está bien vista. De momento, claro.

lunes, 2 de enero de 2023

La soledad

 Leo una de esas frases venenosas que parecen trascendentes y en el fondo rezuman desesperanza, dolor, complejo y daño.

“La mejor compañía es una misma”.

Naturalmente, es falsa desde la premisa inicial, el acompañamiento requiere inevitablemente de una presencia externa física de alguien ajeno a la propia mente y cuerpo. Un elemento extraño, diferente, que satisfaga la necesidad de contacto de los sentidos y el yo. Otro yo, no el de uno mismo matizado por causa alguna y puesto ante un espejo real o imaginario para crear la ilusión que ahogue la soledad.

Este es un lugar predominantemente de soledades. Desde las de índole relacional que son el alimento básico de las redes sociales, y que podrían estar aquí como en cualquier otra (de hecho, están) hasta las soledades derivadas de tener la capacidad y el impulso de experimentarse y conocerse por sendas diferentes y en bastantes ocasiones completamente incongruentes con lo naturalmente establecido y considerado normal (en lo relativo al deseo y consumación placentera de impulsos sexuales sadomasoquistas. No entro en otras diferencias que creo no deben hacerse notar tanto aquí, tienen ya sus foros bien organizados).

En resumen, soledades, que en casos de ansia y desespero, lleguen a ver normal una frase tan aberrante como la anterior, incluso se la creen.

Pero es difícil no caer en ese ansia alguna vez. Mientras sea un breve momento de ofuscación transitoria, bueno va. De los que se extravíen por esos senderos, líbranos, Señor.