Mundo perdido

Me dicen

"Este mundo está perdido por gente que solo quiere follar
Son fanaticos"

Hay lugares mejores. Son idiotas.
Peor, son como animales, sin medir instintos primarios

Buena sumisa

"Es como cuando me dicen que soy una buena sumisa. Es mentira"

Claro.
Es que las buenas sumisas no existen.
Como tampoco los buenos amos.
Pero bueno, hay una literatura barata sobre el tema que sirve para quienes no dan más de sí.

Y todos contentos, cada uno en su lugar. En la bondad de su lugar.

Cierto

Cierto, la perversión sólo se disfruta positivamente cuando se está en un estado mental estable, sin carencias que lleven a la urgencia de tapar u obviar lo que no funciona.

Así, el deseo que nace de la perversión no daña, y se disfruta infinitamente más. Ocurre sin embargo que ese deseo, en situaciones de estabilidad emocional, es tan escaso, como escasos son los que lo sienten.

Y es que derivar al infinito desde el trastorno, la carencia o el ansia es relativamente posible, la conciencia de riesgo está difuminada, y el mero hecho de salir del espacio que incomoda ofrece en si un placer.

Hacerlo conscientemente, sin que nada te empuje salvo el propio deseo interior, sin situaciones extraordinarias que allanen el camino, cuando la contrapartida del riesgo es romper una estabilidad... es menos corriente.

Cierto, sí.

Tan puta

Fue un suspiro largo, prolongado, seguido del rumor ronoco de la voz preñada de deseo, mientras el pelo revuelto enmarcaba una cara desencajada a la que el brillo de la mirada daba una expresión de necesidad feroz.

Ese estado de intensidad desbordada en el cual todo freno era inútil y en el que sabía que ya no podría evitar hacer cualquier cosa que le fuera ordenada.

Cualquiera.

Le hace sentirse vulnerable, y muy puta. Ese estado que cuando lo piensa en frío la aterra y a la vez la excita irremediablemente. Pero ahora ni siquiera siente el temor, solo el deseo de que esa sensación no pare, y que haya más, y más, y más.....

"Tienes aspecto de bruja. Quizá quieras volar" oyó que le decía con una mueca burlona y una mirada fría que ella sabe muy bien que oculta un ánimo encendido. Y mientras le parecía que se le nublaba la vista se encaminó, mansa y ardiente, a coger el palo de la escoba, notando como la humedad de su sexo palpitante, ese que en un instante tendría el frío metal firmemente encajado, bajaba ya por sus muslos pierna abajo.

Es hora de cabalgar, tan puta ella.....