viernes, 31 de enero de 2020

Dominio

Me gusta dominar.

“Pues déjame decirte, que tienes una forma muy, muy especial de hacerlo.”

Lo sé. Sé que soy poco común. Y por eso pocas personas despiertan realmente mi deseo de dominar.
Puede haber excitación por un fetiche por una atracción sexual, mental, física, perversa. Y es estimulante.

Pero lo realmente delicioso es el deseo de dominar.

Dedicado a una puta deshobesta e inconsistente.

Retos

No me gustan los retos.
Me parece un estímulo para que la voluntad supere la mediocridad.
Hago las cosas porque deba hacerlas o porque me produzcan placer.
Pero jamás por un reto.

No, no me gustan los retos.
Me gustan las certezas desconocidas.
Me gusta saber que es posible lo que ni siquiera se conoce.
Me gusta la fluidez .

Me gusta alcanzar la certeza desconocida, sí. Pero no por reto, si no por mera capacidad. Y, por supuesto, porque me place.

sábado, 11 de enero de 2020

El valor de un coño

Tengo una charla con una ¿pretendida? aspirante a sumisa, actualmente en "consideración" por parte de un dominante. Ciertamente, ella es una recien llegada, y como supongo que es lógico, se ha empapado de lecturas, blogs, libros, chats, acudido a locales de moda del ambiente y detodo aquello que pueda darle una orientación sobre aquello que siente en su interior y aún no sabe muy bien como tratar.

Charlamos de vez en cuando, y me muestra sus progresos, pero hay días, como hoy, en los que todo su pesar proviene de la sarta de tópicos infames que desbordan por doquier la mayoría de los foros dedicados actualmente al apasionante mundo del sadomasoquismo, con todas sus variantes.

Hoy, decía, me comunica entre sonrisas que "ha discutido mucho" con su considerante. Cuando le digo que no entiendo como puede haber llegado a ello, tras augurarle que además ya le quitarán esa costumbre, me confiesa "su pesar" por haberle decepcionado. Problema de fácil solución, le aclaro. Sólo tienes que agachar la cabeza y ser y proceder como lo que dices ser.

Y comienza a aparecer la pila de tópicos:

Eso ha dolido...
Y si no soy sumisa........


"Venga, va...aclárate", le digo. Aclara si realmente sientes placer al pensar en estar sometida y obedeciendo, pues entonces no debe dolerte agachar la cabeza. O a lo mejor tienes en mente que tu dueño está ahí para que te corras como una loca cumpliendo tus fantasías...y si es así me temo que vas mal orientada.

Y si no eres sumisa.......Te duele pensar en agachar la cabeza ante quien te está tomando en consideración. No te excita la idea, ni te complace. Te duele. No necesitas un dueño para eso, hay centenas de tipos que estarán encantados de echarte 10 polvos y azotarte o tirarte del pelo y llamarte puta.

"Noooooooooooooooooooooo", me dice, "Lo que me duele es haberle decepcionado"

"Ah, bueno. Es fácil. Arréglalo. Demuéstrale que aprendes"

y siguió la conversación, que parece llegar al final con esta afirmación suya:

"Y me agacharé, arrodillaré y bajaré la cabeza todas las veces que haga falta"

Uhmmm, bien, pienso. Parece que lo tiene claro. Pero, entonces, viene el corolario ultratópico que lo estropea todo:

"Con quien lo merezca y se lo gane"

A joder. Ya llegaron los méritos. La meritoria bajo consideración evalúa los méritos de quien la considera. No es que él te ponga, te excite, notes que te presiente, que te conduce, que te anticipa, que te quita el sentido y el aire, que maneja tu excitación y deseo, casi hasta tu percepción, y te sientes un juguete en sus manos. No. Él tiene que mostrarle sus méritos y ganársela. Con dos cojones. Está bajo consideración y habla de méritos quien voluntariamente se somete a ser evaluada.

Pero ocurre que cuando el considerado es varón ante una dómina, también es él quien ha de ganarse a la hembra y hacer los méritos necesarios. Los jodidos méritos y el porque yo lo valgo. Como si fuera un noviazgo, o una conquista de discoteca, en competencia con cien más.

Cuando en una relación sadomasoquista lo que impera es el valor de un coño, me temo que de lo de excitación sadomasoquista hay poco. Follar es agradable, sin duda, pero no es conveniente confundir los términos. Pero esta retórica neobedemera que nos invade es insufriblemente pegajosa.

En fin, si al final de todo lo importante era la subasta del valor de su coño, ya tiene la respuesta a si debe o no agachar la cabeza. En el fondo, es muy fácil, ¿verdad?.