miércoles, 30 de abril de 2014

Frases

"El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional"

Una de esas frases que cualquiera podría suscribir....al leerla. Llegada la hora de los matices la discusión puede ser infinita. Tres palabras rotundas, completas, profundas, poliédricas, rematadas por una invitación a escoger. Tentadora, sin duda.

Cuando la leí esta mañana encajó perfectamente en algo que tengo en la cabeza desde hace unos meses, y que no he conseguido explicar. La he usado incluso con variantes, con esas palabras casi absolutas, pero en tiempos, forma y combinación que no consiguieron dar el matiz esencial que quería transmitir.

Sé que ahora me van a entender lo que no supe decir. O así lo espero.

Y también espero saberme cuando haga de lo opcional un centro que no merece. Y es que el espíritu romántico está bien para la música y la literatura, e incluso para algún momento particular, pero día a día, agota. Y uno ya tiene una edad en la que debe prestarse un poco más de atención para no caer en el absurdo. Resulta tan ridículo.....y no es plan ¿verdad?

jueves, 24 de abril de 2014

Fácil

Fácil

¿Por qué es tan difícil lo fácil?

No, claro, no es que sea fácil, es que parece fácil.

Recuerdo cuando veia de pequeño a los acróbatas haciendo unos ejercicios plenos de fuerza y equilibrio.  Era tan plástico, fluido y natural que parecía al alcance de cualquiera.

-¡Que fácil es eso!

-¿Sí? Pues hazlo tú, a ver como se te da.

Claro, me caí de bruces al suelo.

Con el tiempo vi que los mejores pianistas parece que no tocan el teclado, los mejores futbolistas parece que no necesitan correr (pero están en todas partes), los mejores escritores  sólo necesitan una palabra, los mejores que gestores no necesitan decir no, los más eficaces parece que no trabajan, la verdadera autoridad jamás alza la voz......y es tan natural.

Los mejores de los mejores además prevalecen por encima de los cambios y circustancia. Lo son siempre, hagan lo que hagan, cuando lo hagan y con quien lo hagan. De esos....¡hay tan pocos!. y no hay esfuerzo que permita acercarse. No, el esfuerzo no es natural. Se puede alcanzar alguna de sus prestaciones, pero un leve cambio mata al esforzado.

Fácil es lo que se sabe. Quizá el secreto consista en reconocer la ignorancia, y saber hasta donde llega. Lo que esté más allá, será fácil.

Sencillo ¿no?






miércoles, 23 de abril de 2014

Ya no

No, ya no. Ya no me duele. Y era una herencia que me molestaba especialmente. Las heridas dejan cicatrices, sin duda alguna. Unas que se ven y otras que no. Cuando la superficie se regenera por completo, parece que no ha ocurrido nada. Sin embargo, basta con pasar los dedos por encima para detectar el agrupamiento informe de tejido en el interior, los nudos rugosos que sólo se perciben al tacto.

A mi me quedaba una cicatriz odiosa. No podía escuchar a Bill Evans. Me producía un efecto devastador en el ánimo. Uno de mis preferidos, y me dolía. Sin embargo, esta primavera, parece que ya no. Quizá parte de la cura haya sido descubrir su concierto con Stan Getz. Una dualidad de nuevo curiosa. Cuando por otros motivos me duele escuchar ese saxo, la mezcla ha resultado catártica. Suave e inevitablemente catártica.

El caso es que de nuevo soy capaz de apreciar los matices, y verlos desde diferentes lugares. Ya no acaban arrastrándome sin que pueda evitarlo. Ya no.

Vuelvo a disfrutar plenamente. De Bill y Stan, por supuesto.

El resto, es otra historia.


martes, 22 de abril de 2014

Espirales de caramelo

El primero me sorprendió a traición. Era un día de niebla. Tan espesa que ni siquiera los aviones se atrevían a atravesar las nubes para ver el sol. Y eso que de vez en cuando parecía entrar un rayo. Pero no, eran reflejos que provenían de los artefactos que se movían a ras de suelo. Cuando me di cuenta, estaba pegado a él. Es lo malo del caramelo si no lo tomas de frente; se te pega a la ropa, y deja un rastro indeleble. Traté de descender por su contorno suave, alabeado, pero el pegajoso caramelo me retenía, dando tirones, arrancandome la ropa, y casi la piel. Hasta que no bajé más, y me quedé prendido, a media altura, camino del infierno cuando pensaba que había tocado el cielo. Cuando llegue a casa, una sensación de derrota se unió al dolor y a la ropa destrozada, y comprendí que siempre hay que dar la cara a los espirales.

El segundo lo vi venir. Ya sabía como se las gasta esa maldita hélice edulcorada, así que me dispuse a recibirla y deshacerla como sólo yo sé. La saboreé despacio, lentamente, consintiendo y obligando, más como un torero que como un degustador de dulces. Me deslizaba con suavidad, recorriendo con mi lengua cada recoveco, haciéndolo mío, sintiendo la victoria. Ese día era luminoso, brillaba el sol, y la bebida fría acompañaba cada lametón, de un modo casi voluptuoso. Di vueltas y vueltas, disfrutando el recorrido, paso a paso, tan ligero que me sentí volar. Y tan seguro, que decidí guardar un poco para más adelante, y no apurar el dulce hasta el final. Cuando llegué a casa, a la sensación de ligereza se le unió una sombra de liviandad. No le quise prestar atención y me forcé a sentirme plenamente satisfecho.

Unos días después, al sentarme, note un bulto que se apretaba contra mis nalgas. Me levanté y no vi nada en la silla. Pasé la mano y la note pegajosa, y al llevar los dedos a mis labios, noté un sabor conocido. Me alteré, pues enseguida supe de que se trataba. Pero no quería saberlo. Me llevó varios días pasar la mano por el pantalón y descubrir que estaba roto. Había un agujero, producido por un desgarro. Un tirón que no pudo soportar al quedarse pegado. El inequívoco rastro del espiral estaba allí. Otra vez a mi espalda. Esa liviandad inquieta que nunca se fue, acabó por engullirme. Y conforme dibujaba la silueta del agujero, sentía como resbalaba por el tobogán, hacia abajo. Cada vez más rápido. Ahora ya, no quedaba ni un átomo de azúcar que frenara el descenso. Derecho, a lo más profundo del infierno. Esta vez, sin paradas.

Eso pasó hace tiempo. Volví del averno, y me propuse ser más cauto. Hace unos pocos días, volvió a rondarme uno. Lo vi venir, reconcí su sabor, sentí su liviandad. Ahora ya sé lo que no he de hacer. Me aparté a un lado. Viene a buscarme, lo sé. Pero nunca jamás volveré a deslizarme por uno de ellos.

No hay que subestimar a los espirales de caramelo. Aunque sonrían, siempre amargan.

lunes, 21 de abril de 2014

Mood time




Un perfil

Inclasificable, caprichoso y afortunado.



Sé que podría cumplir, pero prefiero decepcionar, aunque esto es algo que no suele entenderse muy bien. Intuitivamente, por supuesto.



Todo eso, hoy. Mañana, quién sabe. En todo caso, me gusta ser anónimo, mejor dejarlo así.



UnclassifIable, faddy and lucky.



I know I should comply, but I prefer to deceive, altough that's something usually difficult to understand. Intuitively, of course.



All of this is in this way today. Tomorrow, who knows?. Anyway, I like the anonymous side, much better in that way.

domingo, 20 de abril de 2014

El maravilloso encanto de la dualidad

“Me definiría como una señora mayor muy decente —pone cara seria—, en la que no se fijaría uno por la calle, que detrás de esa apariencia muy decente tiene unos deseos y unas formas de ser que no lo son”, resume. “Esa dualidad es bastante divertida y se materializa por el hecho de que tengo dos nombres: el de mi estado civil y mi seudónimo. Y es necesario. En el día a día soy bastante alegre. En las ceremonias, para nada. No podría ser Jeanne de Berg siempre. Sería muy pesado… ¡para todo el mundo!”.

Extracto de una entrevista a Catherine Robbe-Grillet, alias Jeanne de Berg

Sí, ya sé que hay muchos que están de vuelta de todo y están orgullosos de haber inventado la rueda. Por eso es doblemente refrescante leer artículos así.

viernes, 11 de abril de 2014

Trabalenguas de Dom

Voy a ser YO.......vas a ser tú siempre. El tú que yo defina a partir de ti para mí

jueves, 10 de abril de 2014

Un pequeño descanso

Aunque me guste moverme por terrenos de indefinición, en el fondo soy como casi todo el mundo (todo lo rarito que escucho a veces que soy aparte), necesito alguna certeza a la que anclarme. Cuando la ingravidez se vuelve casi permanente, hasta el punto de que la sensación de flotar desaparece, el vuelo amortiguado deviene en una desazón constante, no explícita, pero que no ofrece momentos de verdadero reposo.

El cansancio se acumula imperceptiblemente, y pasa a ser casi un estado natural. Parece que no hay un alivio eficaz, que los remedios son eventuales o meros placebos, y no hay forma de hallar una paz duradera. No lo hay pues falta lo esencial, un lugar donde saber que el ancla se va a fijar con seguridad y va a permitir proteger el barco. La provisionalidad acaba por envolverlo todo, y mientras, parece que la vida se escurre entre los dedos, sin saber que hacer para evitar que se vaya.

Ha sido un periodo inusualmente largo. Indecentemente largo. Difícil, tanto para mi como para los que me han rodeado en todo este tiempo. Me han sufrido, disfrutado, ignorado, querido, mimado, dañado....todas esas cosas que pasan cuando interactúan personas. Sin embargo, desde esa aparente inexplicable desazón, o por su causa, nadie pudo saber que me ocurría, ni pudo penetrar lo suficiente en mi como para darse cuenta de lo que me pasaba.

Hoy, por fin, he recuperado un lugar donde echar el ancla. Como por arte de magia, se han ido ensamblando decenas de improbables certezas. Siento el descanso. Hoy la siesta ha sido reparadora. Y la comida. Y la sonrisa que me acompañaba.

Seguiré siendo un tipo nada corriente (ya lo sé, sí, que se le va a hacer). Impenetrable y vuelto hacia adentro, sin dejar pasar a nadie. Pero al menos, la piel se ha abierto tras muchos meses sin hacerlo. Y la mente irá detrás.

Hoy por fin he disfrutado un pequeño descanso. Con fecha de caducidad, sí, pero otra vez mi vida está en mis manos. Y no pienso dejar que se vuelva a marchar.

miércoles, 9 de abril de 2014

Embrujos

Hay que ver las reacciones que provocan los embrujos

Casi resignación ante conjuro, envuelto en el vals de Musetta (divinas las Musettas de este mundo)




Otros están atrapados, pero no parece importarles



Sin embargo, este resulta más combativo, y hasta se atreve a lanzarlos también


Menos mal que al final si hay voluntad, hay camino.




Algo se mueve

Es una sensación con vocación de fondo. No hay un estímulo concreto que la justifique, pero ahí está. Es posible que todo se deba a que últimamente desenfoco más de la cuenta, y aún no me decido a graduarme la intuición.

Pequeños detalles, intrascendentes quizá, que poco a poco se unen dando forma a algo que es más que probable que sólo exista en mi desocupada imaginación. Sé de la capacidad que tengo para desarrollar ciertos actos que resultan poco menos que increibles a quien no los haya experimentado. Y ahora también sé que en bruto no resulta atractiva, salvo que de con alguien cuyo deseo sea expresamente ese. Y parece no existir.

Me he despojado del envoltorio que suavizaba ese elemento generador de una tensión brutal. Como si fuera un chute de droga sin adulterar, pura, sin mezcla. Un trago de absenta, o mezcal. Una carrera de resistencia pura, hasta el agotamiento. Sin sombras, diáfano, una oferta indisimulada de extasis y muerte. Porque detrás de saborear esa gloria, ya no queda nada.

Sí, llegan señales, nombres malditos olvidados, sonrisas donde apenas una semana atrás había silencio, miedo, falta de confianza. Y todo eso, para alguien como yo que está convencido que la casualidad no existe, que la causalidad lo envuelve todo, es anuncio de un presagio demasiado evidente.

Algo se mueve, sí, y no es sólo mi imaginación. Pero estoy tan cansado que no voy a poder dejarme llevar. Aunque quiera.

Cada vez desprecio más a aquellos que no saben aburrirse sin molestar a los demás.


viernes, 4 de abril de 2014

MrAl en fet, 2


Placer.
Puro placer.
Fluido y natural.
Sin expectativas ni esfuerzo.
Parece fácil, ¿verdad?.
Y en el fondo lo es.

Sólo los privilegiados tienen un oído como el tuyo
yo poseo apenas lo que Dios me dio

A ellos les interesa de donde vienes. A mi, hacia vas.

Pleasure
Pure pleasure
With a natural flow
Without expectations nor efforts
It's easy, isn't it?
In fact, it is.

I wish I had an ear like yours,
A voice that would behave
All I have is feeling
And the voice God gave
They pay attention on where you come from. I pay on where you go.

martes, 1 de abril de 2014

Un zumo, por favor

Refrescante, dulce, que deje resbalar una gota por la comisura de mis labios. O dos.


Ya sé por qué me gusta tanto el zumo de naranja.