domingo, 20 de abril de 2014

El maravilloso encanto de la dualidad

“Me definiría como una señora mayor muy decente —pone cara seria—, en la que no se fijaría uno por la calle, que detrás de esa apariencia muy decente tiene unos deseos y unas formas de ser que no lo son”, resume. “Esa dualidad es bastante divertida y se materializa por el hecho de que tengo dos nombres: el de mi estado civil y mi seudónimo. Y es necesario. En el día a día soy bastante alegre. En las ceremonias, para nada. No podría ser Jeanne de Berg siempre. Sería muy pesado… ¡para todo el mundo!”.

Extracto de una entrevista a Catherine Robbe-Grillet, alias Jeanne de Berg

Sí, ya sé que hay muchos que están de vuelta de todo y están orgullosos de haber inventado la rueda. Por eso es doblemente refrescante leer artículos así.

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