miércoles, 9 de abril de 2014

Algo se mueve

Es una sensación con vocación de fondo. No hay un estímulo concreto que la justifique, pero ahí está. Es posible que todo se deba a que últimamente desenfoco más de la cuenta, y aún no me decido a graduarme la intuición.

Pequeños detalles, intrascendentes quizá, que poco a poco se unen dando forma a algo que es más que probable que sólo exista en mi desocupada imaginación. Sé de la capacidad que tengo para desarrollar ciertos actos que resultan poco menos que increibles a quien no los haya experimentado. Y ahora también sé que en bruto no resulta atractiva, salvo que de con alguien cuyo deseo sea expresamente ese. Y parece no existir.

Me he despojado del envoltorio que suavizaba ese elemento generador de una tensión brutal. Como si fuera un chute de droga sin adulterar, pura, sin mezcla. Un trago de absenta, o mezcal. Una carrera de resistencia pura, hasta el agotamiento. Sin sombras, diáfano, una oferta indisimulada de extasis y muerte. Porque detrás de saborear esa gloria, ya no queda nada.

Sí, llegan señales, nombres malditos olvidados, sonrisas donde apenas una semana atrás había silencio, miedo, falta de confianza. Y todo eso, para alguien como yo que está convencido que la casualidad no existe, que la causalidad lo envuelve todo, es anuncio de un presagio demasiado evidente.

Algo se mueve, sí, y no es sólo mi imaginación. Pero estoy tan cansado que no voy a poder dejarme llevar. Aunque quiera.

Cada vez desprecio más a aquellos que no saben aburrirse sin molestar a los demás.


No hay comentarios:

Publicar un comentario