Tumbado en una cama
Es cerca de medianoche
asépticamente cálida
tan sólo el detector de humo rompe la monotonía
no me veo, mas intuyo que parezco ajeno al lugar
tan fuera de sitio como la carcasa cilíndrica
que parece observarme desde el techo
una calma densa flota falsa, fictícia
sin oxígeno no hay combustión
eso,, tan sólo eso, ha evitado el incendio
por mi mente vagan palabras oídas o leidas
algunas cercanas, otras que reaparecen
afirmaciones, preguntas, intuiciones propias y ajenas
"estás solo"
"eres un mujeriego"
"¿eres feliz?"
"disculpa que me vaya, no te lo tomes a mal"
"no me gustas"
"es precipitado"
"yo no lo propuse"
"estás cayendo"
"no puedo"
"eres bueno"
"soy malo"
"si hay ocasión"
"tengo miedo"
Hay dudas, muchas
Y certezas nuevas; algunas agradables, otras no
Y con las certezas, nuevas dudas, y dudas que mueren.
Me levanto, recojo, y cierro la puerta tras de mi.
el espejo del ascensor devuelve mi reflejo. Inexpresivo.
Vuelvo a casa, aislado con esa obsesión que tanto me calma
Fuerte, dura
Son las doce. En cuatro horas han pasado muchas cosas.
Muchas.
Pero no ha ocurrido nada.
Me veo en el ascensor, de nuevo. Mi rostro sigue inexpresivo en el sótano
Llego a la última planta, y el gesto ha cambiado. Suave.
No sólo se cerró la puerta de esa habitación. Con las dudas que quedaron dentro, dejé varios pesos muertos.
Se acabó. Ahora sé que "no me sobra el tiempo"
Hoy he dormido mejor.
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