sábado, 15 de enero de 2011

Nada es para siempre

Bueno, nada, nada....tan sólo la muerte, pero es algo tan absoluto y definitivo que creo que queda fuera de toda clasificación.

Hay momentos caprichosos, y a veces se dan en poco tiempo una acumulación de sucesos iguales. Hechos poco comunes que se repiten en un corto periodo, de un modo que posiblemente no se vuelva a dar. Como creo poco en la casualidad, estoy convencido de que lo que ocurre es que se dan las circustancias que facilitan el fenómeno. ¿A que viene este rollo? Pues a raiz de que la semana que acaba se está conviertiendo en una acumulación de despedidas y finales. De todo tipo, pero, básicamente, de relaciones que fueron, iban a ser, estaban siendo y quisieron ser. Todas a la vez. De formas y maneras diferentes, pero con un demoninador común; se acaban. Algunas fueron drásticas, otras cortantes, unas no fueron explícitas y otras ni siquiera necesitan contacto para saber que no lo volverá a haber.

En el medio de todo ello, está este yo, y su alter ego, y quizá la necesidad de hacer tabla rasa. Pero no es casualidad. Hay factores que lo explican, y con toda probabilidad, lo he ido provocando, más o menos conscientemente. En cualquier caso, prevalece ese sentimiento de final. Las sensaciones asociadas quizá den para una nueva entrada.

A todas aquellas que estuvísteis involucradas, un beso...y un azote, claro.

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