Con una calma casi desconcertante.
Estoy yendo mucho más allá de lo que nunca fui.
Se dan las circunstancias adecuadas, y puedo fluir sin trabas.
Es sencillo. Prima la posesión sobre cualquier otra cosa.
Y voy hacia ese punto donde todo....todo....es posible.
A ese momento donde quedan atrás miedos.
Y límites, esos iniciales que define la propia experiencia, la imaginación o el deseo.
He llegado en el pasado a ese punto, pero nunca pude ir más allá.
Ahora puedo.
Sé que debo y que no debo hacer.
Y ella sabe que lo sé.
Su serena tranquilidad donde antes hubo primero miedo, después temor y más tarde incredulidad así lo confirma.
Disfruta tanto de su condición como de haber podido llegar a ella.
La mirada es limpia, clara, plena de confianza y satisfacción.
Ha encontrado su sitio, ese que durante años pensó que no existía.
Se ha encontrado a si misma.
Es mía, y es feliz.
Y lo trasluce en cada gesto, en cada palabra, en cada mirada.
Pensaba antaño que había llegado al final, que no había nada más allá.
Pues lo hay.
Y lo habrá.
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