lunes, 7 de octubre de 2019

Gilipolleces ( el manto de la ignominia)

 

Y es cada vez peor.

Leo a una criatura a medio hacer (que ya no cumple 40, manda huevos) lloriquear porque la han tratado mal. Maltrato, dice. Aunque lo que se deduce de su diatriba es que no se salió con la suya por no saber donde se metía.

Encima tiene los santos cojones de lanzar un titular artero, amarillo, mezclando dominación y maltrato. Para no echar gota, vamos.

Pero lo peor no es eso. Lo peor es la piara de cretinos que aplauden ese escrito como si fuera una obra fundacional de la psicología moderna. Y lo que más me entristece es ver a algunos, de los cuales me consta tienen mente sensata, juicio sereno y espíritu equlibrado, caer en la bajeza de hacer el caldo gordo a la corte de linchadores de la moral pública, en vez de mandar a la escribiente y los memos que juzgan desde la emoción a tomar literalmente por el culo.

Si los buenos y los justos caen bajo el manto de la ignominia, estos son, decididamente, muy malos tiempos. Y mala corrección tendrán.

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