Calor....vas a la nevera, y hay una botella de leche, fría, blanca, cremosa.
La llevas a los labios, bebes mientras dejas caer por la comisura de los labios el líquido a tono con tu piel, a juego con tu deseo, extendiendo la humedad por distintas zonas de tu cuerpo. Líquido que busca su camino cuello abajo, distribuyéndose por las curvas del pecho redondo, generoso, pleno, ansioso, y que acaba por llegar al pezón ayudado por tus movimientos cada vez más voluptuosos, lúbricos, incitantes, perversos. Y así encauzada en una danza obscena, comienzan a caer gotas de las puntas duras y erizadas, como si manase toda la blancura de tu interior, dando forma a un deseo cálido de génesis oscura, en contraste con el rastro helado y blanco sobre la piel de temperamento rojo....
Dedicado a una valquiria pelirroja poco paciente que malgasta su potencial en exhibiciones intrascendentes
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