miércoles, 23 de diciembre de 2015

La línea se cortó

Apareció en la agenda ese nombre que hacía años no leía, y mucho menos tiempo desde que lo recordé por última vez. Y recordé los asientos mínimos, las noches robadas, la voz inquieta, el miedo desvelado, la lujuria perversa, las risas ahogadas, el dolor de la sinceridad incomprendida, el llanto, la esperanza y el no dejar ser  al deseo porque será, y finalmente no fue.

Marqué el número, y me respondió el frío mensaje grabado por la compañia:

"Ese número no pertenece a ningún cliente"

No lloré, pero sentí que algo en mi interior murió. Hace tiempo que no era mía, pero desde anoche nada será igual.

No borraré su número. Es lo único que me queda ya.

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