sábado, 28 de enero de 2017

Explícito

Hasta ahora, lo crudamente explícito me causaba una sensación de falta de estilo. Me gustaba pensar que la elegancia reside en la sugerencia, y en la seducción indirecta.

Y es así, o así está aceptado. Sin embargo, por creer pasivamente lo que parece razonable, dejé de ver y valorar todo lo explícito, sin distinción. Es tan difícil encontrar escenas y propuestas rotundas y expresas sin ese aroma de distinción.

Pero las hay. Con una fuerza diferente, una naturalidad desbordante. Tengo la sensación de que se valora más lo sugerido por que se puede aprender. Sin embargo, la elegancia de la naturalidad en conductas categóricas y evidentes se tiene o no se tiene. Y si no se tiene, las uvas están verdes.

Empiezo a mirar con otros ojos (y cierta envidia) lo explícito. O mejor dicho, esa capacidad de hacer elegante los explícito. El estilo no se compra.

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