El placer de conocer, invitando a mostrar implícitamente,
entrando por los flancos y buscando la inevitable ventana que da acceso
al interior del otro.
Sin apresurarse y sin dejar que la tensión caiga, antes al contrario, creando un crescendo sutil e irrefrenable.
Pero sí, hay tan poca paciencia como exceso de amor por lo obvio, tan pocas ganas de mostrarse como falsos pudores gregarios y paletos , tan poca disposición real como insufrible exhibicionismo de folletín.
Tan poco estilo en definitiva.
Sin apresurarse y sin dejar que la tensión caiga, antes al contrario, creando un crescendo sutil e irrefrenable.
Pero sí, hay tan poca paciencia como exceso de amor por lo obvio, tan pocas ganas de mostrarse como falsos pudores gregarios y paletos , tan poca disposición real como insufrible exhibicionismo de folletín.
Tan poco estilo en definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario