martes, 26 de junio de 2018

La piel y el mar

Piel blanca, enrojecida. Los hombros desnudos, la espalda como un lienzo hipersensibilizado.
Privada de visión, para concentrar tus sentidos en tacto y olfato. Tu imaginación hará una parte. La otra......

Un dedo recorre la línea de la boca, entreabierta. La punta de la lengua nota el filo de una uña, firme, cortante, y luego se le unen más dedos, como un rastrillo viviente, ora suave, ora rígido , que baja por el cuello, buscando la nuca, alternando presión en la zona no castigada por el sol, anunciando como serán los primeros trazos en la piel caliente y doliente, que aún lo será más.

Más....percibes el olor, inusualmente penetrante, a colonia, perfume, o quien sabe qué loción. Un aroma fresco, pero que enciende la alarma (¿reglamente es una alarma, o es otra cosa?) en tu mente, pues de inmediato sabe que la piel, esa piel que no has cuidado como debieras, pues no te pertenece, no va a notar el frescor que debiera procurar..........

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