Tuvo que recorrer un tortuoso camino para darse cuenta de lo que es. Y tuvo que ver el reflejo en gentes extrañas para reconocerse en ellos.
Pero, sobre todo, tuvo que salir de la atmósfera vacía que frecuenta y en la que vive su ser como un astronauta, ajena al medio en el que se le permite "vivir".
Pues la nada engendra nada. Y el aire viciado mata.
Hay que ver mundo, sin duda.
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