Alegoría del tiempo,
entre segundos y grados,
resbalando el calor por el momento del encuentro
y el frío por el de la espera.
Una desnudez mitad esencial, mitad obligada
mostrando un baile de cicatrices placenteras
con dolorosas caricias.
Y siempre, siempre, la candente paradoja eterna de helada y finita condición.
entre segundos y grados,
resbalando el calor por el momento del encuentro
y el frío por el de la espera.
Una desnudez mitad esencial, mitad obligada
mostrando un baile de cicatrices placenteras
con dolorosas caricias.
Y siempre, siempre, la candente paradoja eterna de helada y finita condición.
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