Necesitas, necesitas.
Antaño, cuando me venían con necesidades fútiles solía responder con una sencilla demostración. Les llenaba la boca por completo, y luego les tapaba la nariz con dos dedos. Cuando comenzaban a salírseles los ojos de las órbitas abría los dedos y les decía: “Eso sí lo necesitas. El resto, es solo deseo”.
Hoy soy menos didáctico. Pues a veces la demostración no se entiende, sólo calan los mensajes explícitos. Algo así:
“Lo que necesitas es ser coherente, tragarte el orgullo, agachar la cabeza, tener paciencia y ser humilde. Empieza por ahí y piénsalo bien antes de soltar una puta palabra que pueda sonar a exigencia.”
La sutilidad, la comprensión lectora y la lectura entre líneas están en mínimos alarmantes, sobre todo cuando colisionan con el deseo. No tengo claro que funcione, pero bueno, es lo que hay. Y es que no basta con ser puta. Para eso, confórmate con alguno de los centenares que lo que desean es follarte.
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