martes, 4 de abril de 2017

Reposo natural

Esto de encontrarle el punto tiene su punto. Saber donde debo tocar resulta estimulante. Aunque probablemente lo más excitante sea su capacidad innata para no irse por las ramas y atender cuando debe y como debe. Sin tonterías (o sólo las justas, y siempre como parte de un juego, no como pose insufrible de un existencialismo lírico-estúpido que tanto abunda en el ramo) Centrada en lo esencial que nos une, sin más pretensiones. Es quizá lo que más me sorprende por el momento, la capacidad de síntesis tan desarrollada.

Posiblemente no sea consciente de ello, y hasta llegue a ver natural ese modo de asimilar. Bueno, es natural, le sale así, y como le sale, lo acomete. Sin falsos pudores.






Todo esto sin considerar su inagotable talento. Inagotable y natural, tan natural que podría asustar. Va tomando conciencia de su potencial ilimitado, y se gusta. Se gusta y se siente. De un modo tan fluído que parece que no he de hacer nada, salvo ligeras correcciones esporádicas. 

Podría asustar, sí. Pero trae placer. Que es mucho mejor, ¿verdad, querida?

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