lunes, 9 de julio de 2018

Someter o no someter y otros inventos.


Sabes, hay una visión romántica de la sumisión que persiguen muchas señoras complacientes y que otros muchos dominantes inconscientes promocionan, que tiene que ver con las virtudes emotivas, casi mágicas que se le supone a una relación D/s plena de equilibrio, cariño y afectividad.

Pero eso pasa poco, igual que pasa poco con las parejas normales.

Una relación D/s se basa en una premisa muy clara, por encima de todas las cosas: una parte somete y la otra es sometida.

Hay grados, por supuesto, pero en esencia, quien somete determina, y quien es sometido acata.

Sin embargo,  el sometimiento solo parece aceptarse como una consecuencia de esa idílica relación de cariño, soporte, cuidado y amor.
Y no
La base es la posesión y el dominio.

El resto es accesorio.

Recomendable, deseable o no según los caracteres que entren en juego. Pero accesorio.

Puede caerte una persona de lujo, tener una empatía con ella del copón, podéis dispensaros cariño mutuamente, incluso amor.

Pero si no te pone, no te excita, no te lo follas.
Pues esto es igual y no se trata de follar, se trata de someter y ser sometido, y ese y no otro es el centro y la esencia de la relación.

El resto de aditamentos se usarán para hacer efectiva la posesión.
El grado de honestidad dependerá en que se usen porque se crea que deba hacerse o porque se los considere instrumentos para obtener lo que se desea, que es el sometimiento.

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