lunes, 9 de julio de 2018

Y, ¿qué despierto?

Uhmmm, algo ya sabes, siendo como eres una inusual constelación de mis fetiches. Las ganas de tenerte en mis manos y gozar con todos los sentidos de cada uno de ellos.

Un fetiche despierta una excitación sexual con un estímulo en apariencia alejado de esa función. Pero claro, no es sexo sin más , tiene otros componentes añadidos, no se trata de la mera relación carnal.

La piel blanca como lienzo impoluto y sensible, invitando a crear trazos con instrumentos que un deseo inocente no puede imaginar.

El pelo rojo, marcando de entrada el contraste y a la vez el tono a pintar con calma metódica trufada de intensidad retorcida e inconfesable.

La mirada baja desde lo alto, brillando con el reflejo de la fantasía imaginada que toma forma lenta, dolorosa y placenteramente.

La expresión del cuerpo, el abandono de la mente, la complicidad única de secretos inombrables sorprendidos al conocerse sin ni siquiera haberlos contado.

Eso despiertas, y eso quiero que despiertes, prístino lienzo de obsceno deseo.

Buenos días, claro.

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