domingo, 16 de septiembre de 2018

Transgresión y mediocridad

El impulso de transgredir suele venir generado por la sensación o constatación de no encajar en el espacio que define el orden establecido.

La transgresión que procede del genio o del conocimiento, aunque rupturista, trae consigo una ampliación de las fronteras vigentes, acabando con las antiguas por el mero efecto expansivo que después tiene el movimiento de la masa hacia los nuevos espacios según van siendo capaces de asimilarlos.

Sin embargo, hay otro tipo de transgresión que tiene como único valor la ruptura y que se apoya en la mera exhibición impúdica de la incapacidad de proponer algo nuevo. Sólo destruye y acaba dejando menos espacios de los que había antes de expresarse. Es un moviento egoista de la mediocridad tratando de alcanzar por las bravas aquello que por capacidad le está vedado.

Cuánto detesto esta última. Y qué abundante en este tiempo de plataformas amplificadores de la nada al alcance de cualquiera es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario