Cotidianas,
distendidas, sin segundas lecturas. Casi blancas, aún dentro de la
complicidad. Y en medio de esa fluidez se cuela una frase, explícita ,
que dice sin rubor lo que solicitado expresamente no se atreve a
afirmar. Sin la barrera del pensamiento, la sensación vuela libra y las
palabras reflejan los tonos de la luz interior sin traba ni matiz
alguno.
Una vez traicionado el centinela, ya está escrito. Queda dicho. Estaba definido. Quedará grabado, sin necesidad de más letras.
Una vez traicionado el centinela, ya está escrito. Queda dicho. Estaba definido. Quedará grabado, sin necesidad de más letras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario