“¿Qué buscas?”, me preguntaron.
“Verdad en la perversión y el deseo.
Una cómplice absoluta
Alguien a quien cuando la mire, la piense, la imagine, la vea me dispare el ánimo pervertido, y a ella le pase lo mismo.
¿Existirá algo así?”, respondí.
Creo que aún, sí.
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