miércoles, 20 de enero de 2010

Fiebre del oro

Parece algo del pasado. Fue una quimera para miles de personas, alcanzada por unos pocos. Y esos pocos realimentaban la espiral. Creó ciudades, exploró territorios, acabó con unos cuantos, descubrió minas, y al final, cuando pasó el aluvión, la historia siguió su curso, con otras fiebres y otros lugares. Era un movimiento colectivo, trufado de enfebrecidos individuales. A la caza, a la busca, deseando encontrar, cambiar, romper con el pasado, soñando una nueva vida aún a riesgo de caer en el intento y no llegar a alcanzarla jamás. Pero había tan poco que perder.........


Búsqueda, encontrar, dejar atrás, cambio, nuevo......al abrir el abanico y mirar a los lados, más allá de mi primera intención, me encuentro con algunas constantes. Como leyes inmutables en un universo finito y aislado. O quizá sean pequeños microcosmos que vagan obedeciendo a esas leyes sin tomar consciencia de su existencia. Tan sólo la intuición, como una capa uniformadora, hace que discurran con un extraño paralelismo. La intuición, ¿o es algo que los puso a todos en la misma dimensión? ¿Algo que los ordena caóticamente, con un determinismo tiránico e implacable?. No son iguales; uno a uno; parecen no tener nada en común. Tan sólo están marcadas de un modo indeleble, imbricadas en su naturaleza, las constantes de la ecuación .... búsqueda, encontrar, dejar atrás, cambio, nuevo. La quimera del tiempo actual. Los individuos formando un grupo (que no una masa) sin pretenderlo. El territorio ahora mira hacia dentro, la vida no es miserable a pesar de lo que dicen los espejos (¿o lo que se interpreta en ellos? ), no hay deseo de ruptura y si de riesgo. Incomodidad e insatisfacción a tiempo parcial.......nada desdeñable, ni nada vital.

¿qué fiebre es esta? ¿dónde comienza? ¿tiene final? ¿me lleva con ella o tan sólo la veo pasar?


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