martes, 26 de enero de 2010

Serenidad expresiva

Flotaba una vaga sensación de excepcionalidad, revestida por una asombrosa seguridad colectiva en que algo único iba a tener lugar. Pero no, no había excitación. Curiosa mezcla, que infaliblemente fijaba en cada alma la certeza de lo que se acercaba, tan desconocidamente real. No había estridencias, y se podria detectar una especie de comunión en tamaña alineación de convencimientos. Aumenta la penumbra, decrece el aliento y comienza lo irreal. No hay tensión, y la suavidad comienza a acariciar y envolver todo el espacio. Una suavidad alternativamente queda, furiosa, trágica, vehemente, delicada, sutil, explicita, evocadora, que hincha y vacia las almas a cada toque (y hubo miles). En lo más parecido a un éxtasis inmaterial, una ola intangible me eleva con mimo, envolviendome en un halo de irrealidad, deteniendo el tiempo y limpiando mi mente. Ni siquiera soy yo. No hay fronteras, ni límites, mientras cada uno de esos sabios toques moldea la niebla que me suspende, invadiendo cada rincon de lo que ya no es mi ser. Un rayo de luz que trata de despertarme me devuelve poco a poco a la consciencia física, y se que el tiempo vuelve a pasar.


Abro los ojos, y dejo caer la mirada hacia el ojo de ese huracán tranquilo. Y dentro de mi algo me dice que ese periodo robado al universo me ha acercado a la eternidad.......

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