lunes, 29 de marzo de 2010

¿desenchufado?

Casi.

Que va, aún casi no. Pero menos enchufado, sí.

Es triste cuando el placer se torna obligación. Por propia iniciativa, o por demanda (consciente o incosciente) externa. Cae a la espalda, y dobla las rodillas un poco más. Vence el ruido, el chillido, que desborda el sosiego, la paciencia y la calma.

Lógico, si ante una cola lo normal es ver como casi nadie quiere esperar su turno y se aprovecha cualquier resquicio para acortar la espera ¿por que iba a ser esto diferente?. Y es que es muy difícil ser libre, respetando el espacio de los demás. No nos educan para ser libres. Si para exigir, para demandar, para acaparar....pero no para ser libres. No darse importancia a uno mismo. Complicado, ¿verdad?

Es como contemplar a la mas bella de las aves en libertad. Quien detecte que el pájaro se dejará coger candidamente y que no le dañará, no se conformará con disfrutar de algo majestuoso y libre, si no que tratará de apropiarse de ello en propio beneficio para dar cumplimiento a todos sus deseos. Si se pudiera, media humanidad se llevaria las puestas de sol al salón de su hogar (la otra media no tiene casa y no se preocupa de recolectar esas cosas). Aunque no pudiera verlas nadie más.

Se me fue el hilo. Pero si, aunque no todos lo noten, me estoy desenchufando. Poco a poco, sin ruido.

Y no dudo de que lo conseguiré.

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