jueves, 17 de noviembre de 2011

Penitente jengibre

Es la resaca...o el exceso de la cena....sí, demasiado copiosa. Parece que aún no me he despartado. ¿O será que todavía no he dormido?

Espeso, muy espeso. Sin reflejos. Me tomo un té para desayunar. Me apetece una galleta, coño, tostadas y churros hay todos los que quiera, pero una galleta.....sí, un día espeso.

Encima, ahora me dice que mañana por la tarde probablemente tenga que trabajar. Joder, podría ser hoy, que no estoy para nada. Si al menos la mañana fuera pasajera.

Y no....la mañana tampoco ofrece galletas. Quedaré para comer, a ver si me relajo un rato. Uffff, otra vez despistado. Lleva 20 minutos esperando, y yo no se en que pienso; claro que pensar, lo que se dice pensar. Uhmmmm, ahí esta. Sí, trae el abrigo ese que le sienta tan bien, sobre todo cuando no lleva nada debajo. Aunque, ¿de que me sorprendo? Esta mañana lo llevaba también...no, si es que hay días.

Quiero comer algo ligero. Tampoco ella tiene hambre. Y se acuerda de un japones. Sí, no estaría mal. Vamos allá.

Y no está mal, agradable, reservado, servicio muy amable. No se si es la sumisa dulzura de la mujer que nos atiende, su belleza oriental o que empiezo a espabilar. Una idea va tomando cuerpo....bueno, idea....sensación, quizá. Pedimos, vamos comiendo. Los palillos son finos, laqueados, perfectos para ciertos juegos. Le muestro sobre su lengua como fijarlos, y le doy pinceladas de como se usan para cerrar los labios...cualquier labio. Nos traen fruta cortada, y los deja resbalar sobre el mango, cortado de una forma que recuerda...sí, de nuevo los labios. Frota la fruta con premeditada delicadeza, y, a pesar de la espesura....esa sonrisa.....

Viene el sushi, con el jengibre, naturalmente. Lo pruebo....esta fuerte, inusualmente fuerte. La sonrisa se acentúa...sí, ya se...la vez anterior en otro japonés, le hice envolver con el jengibre su clítoris (bueno, le hice....se lo sugerí y fue corriendo a hacerlo), y lo tuvo puesto toda la comida, sin sentir apenas un leve calor. Pero no es este jengibre.

Le invito a repetir experiencia, aunque le advierto lo concentrado que esta...pero no me escucha, ya está pensando en el juego. Dos minutos, y ya está de vuelta....y a los 30 segundos de volver a sentarse, se le salen los ojos de las órbitas....

¡quema!,

"jajajaja, ya te lo advertí"

-quiero quitármelo

"uhmmm, ¿como se piden las cosas?"

-por favor, Señor, ¿puedo quitármelo?

"cuando acabes el sushi"

Se retuerce, no para ni un segundo..hace ademán de irse al baño, pero no. Y se come una pieza de sushi. Es de huevas, se le caen algunas, acaba, me mira, miro al plato, pone la cabeza cerca, come las bolitas una a una, me mira, le digo que acabe la otra pieza, suplica....

"bueno, bien, pídemelo, pero bien"

-¿cómo?

"aquí, a mi lado , de rodillas"

-estás loco, estoy loca....

"vamos"

Se arrodilla, sigue retorciéndose....Por favor, Señor

"Ve"

Dos minutos más y está de vuelta....

-Sigue quemando....y me he lavado con agua

"Eso no se quita con agua. Y descruza la piernas, que ya se que te aliva"

-¿Cómo se pasa?

"Con tiempo, aunque si quieres, hay otro método"

-¿Cual?

"Mastúrbate...pero ha de ser ahora"

Me mira de nuevo, con fijeza....estas loco...y va

Dos minutos más y vuelve...sigue quemando, pero menos.

Trae otra cara...y yo ya he tomado una decisión. Salgo a cambiar el tiquet de la hora, y mientras, hago un par de llamadas. Sí, hay habitación.

Vuelvo, y le anuncio que paseremos la tarde juntos

-Estas loco...y yo más

Acabamos la comida, se quitó la parte de arriba de la ropa antes de salir del restaurante, y pedimos jengibre para llevar....pero el final de la tarde, será, es y esta siendo, otra historia.

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