sábado, 12 de noviembre de 2011

Tarde de jueves

Un vestido rojo.

Ropa interior negra.

Esbelta, bella

Apenas se aprecian los nervios

La mirada es casi serena

Camino del cuarto encuentro; elementos cotidianos, senciones familiares.

Chocolate, cajero, periodistas inoportunos, el trago de la recepción (eso no lo supera, delata su pudor)

Arriba, temperatura ajustada, risas, juegos, cama, mesa, manos, mirada, travesura...envuelto en el vestido rojo.....

Sí, está cómoda, aún con la sombra de esos nervios. No se imagina lo que le espera. Permiso tácito para jugar un rato más, se pega, provoca, vuelve a reir.

Primera advertencia, no hay relajo; más risas, azotes, el vestido por las caderas.....sigue la risa, como una niña traviesa y pícara que anticipa lo que desea

Fusta en la boca, risa que retuerce .....zalamea, zorrea.....

Es el momento. Una mano agarra con fuerza del pelo, tira hacia arriba de su coleta, fuerza, dolor ...se pone de puntillas, quejas, mas dolor, burlona pero menos, y menos, y menos.....y mucho menos, cara a la pared, cuerpo sobre cuerpo con fuerza, y tirando del pelo....queja, dolor, y nota la firmeza, y el tono, desconocidos para ella; inmovil, quieta ....y la fusta vuelve a su boca, manos a la nuca, pero ya no hay risas.....y no se mueve......

Las nalgas blancas, al aire, cercando la tira negra que las separa....un gato, tambien negro, trae el rojo a la piel que observa, espera....silencio, quietud, y calma.

Cuenta

1
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3
4

las tiras recorren la piel

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6
7
8

nalga, muslo, interior, exterior

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lenta, minuciosamente

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sobre el lado derecho, exclusivamente, aunque no lo sabe

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la voz se apaga, cada vez que se sobrepasa un número de aparente final

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más queda la voz, inaudible apenas

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y llega el turno del lado izquierdo

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.....sólo el izquierdo. Quizá suponga que está a la mitad

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60
61

sigue la voz, apenas un susurro, contando

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82
83

El negro trajo al rojo, pinceladas sobre el blanco.

Sigue el silencio, intenso. El rojo vestido cae. Negro por fuera, rojo por dentro, cambio de tercio. Cambio de postura, arrodillada, manos en la nuca, a los pies de su Dueño....porque ahora es Dueño, y por vez primera lo sabe y lo siente. Erguida, orgullosa, aguanta impertérrita el roce, piel con piel, mejilla contra mejilla. La boca que recorre su rostro, los labios que muerden sus labios, susurra, invita y no concede. La mano que abre los pliegues de otros labios y reciben la explosión de calor y humedad. Aura con aura

Sumisa...al fin

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