Fluye, sin parar, sin descanso
En apariencia monótona, tras haberla observado un rato.
No hay sobresaltos, más allá de leves episodios aislados, absolutamente casuales
Sólo la cambian las variaciones del caudal, los excesos que de vez en cuando amenzan con desbordarlo todo, pero que invariablemente, lenta y pausadamente, hacen que pasado un tiempo vuelva a ser la misma
Lluvias, tormentas, deshielos.....un ciclo eterno, ajeno al mundo que se desmorona a su alrededor, un poco más abajo, allá en el valle
Desde lo alto de la montaña, sigue fluyendo, sin querer tener fin.
Sin embargo, cada vez llueve menos, las tormentas son más intensas y espaciadas, y el hielo se va perdiendo.
Y aunque su voluntad de correr es infinita, al final, quedará el cauce seco que sólo, muy de vez en cuando, recogerá con nostalgia los efectos de reflejo del mundo que se fue
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