Todo comenzo antes de cualquier principio conocido. Como
ocurre en un universo intangible, por puro azar, ajeno a cualquier
intención, sin voluntad definida alguna. Ocurrió desde siempre, y
siempre podra acaecer, pues ese es el misterio que envuelve a la
disposición primordial del ser. Ser para ser, ser por ser, ser a través
de otro ser.
Dentro de la brillantez cotidiana, disfrazada
con ropajes sin marca, una señal de oscuridad explosiva brota
desenfrenadamente desde el interior. Ese brote eterno largamente
esperado, y no por ello desconocido. Un habitante de la profundidad
recóndita que en las tardes breves de invierno y en las cortas noches de
verano, cuando nadie repara en el brillo apagado de una mirada intensa y
dormida, sube a tomar distraídamente cafe, en los velos de un aroma que
presagia lo que está destinado que ha de pasar..
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