miércoles, 8 de marzo de 2017

Desde luego


"No me ataré las tetas, ni iré sin sostén por la calle".
"No quiero que me inmovilices atándome, necesito poder moverme"

Claro, faltaría más. Una cosa es ser muy zorra y otra ir llamando obscenamente la atención. No tiene por qué ir de la mano. Así que esas eran parte de las condiciones que marcaba cuando empezamos a llevarnos especialmente bien. Muy razonables, por cierto.

-"Vete al baño y ponte los cordones, zorra, y no te los quites hasta que te diga"
-Mmmmm, ¡cómo me gusta!
- "Te vas a volver adicta a atarte las tetas"
- Jajajajajajaja, que problema....
-"Hace casi dos meses lo era"
-Ya, pero como bien has dicho, me has encontrado el punto. Me guste o no reconocerlo......lo has hecho.

Y se ató las tetas y se quitó el sostén. Primero en casa, después por la calle, y en un centro comercial. Y además, llegó a quitarse las cuerdas mientras daba un paseo, llamando obsecenamente la atención. Pero ya no le importa. Le excita. Solo pensar en ello hace que se empape. Y lleva los cordones en el bolso, lista para ponérselos en cualquier lugar en cuanto le llegue la indicación de hacerlo. Pues ese es otro cambio, no hace falta ordenar, solo sugerir, y capta mi deseo al momento y lo satisface.



"¿Te digo lo que me gustaría, no? Me encantaría que con mis cuerdas azules..... me ates las manos a algún poste de la cama, que me digas lo zorra que soy y lo que te gusta que sea así"

Cada vez está más cómoda. Y más sumisa. Más zorra no, es imposible. Aunque bien estimulada, quien sabe.

Mañana saldra de nuevo a la calle con sus cordones azules y los panties con la abertura preparada y nada debajo, mojando sus muslos al pasear.

Obscenamente zorra. Aprendiendo a ser sumisa. En solo dos meses. Y acaba de comenzar.





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