lunes, 3 de octubre de 2022

Soy difícil de explicar

Leo la frase en un perfil que desgrana una personalidad decicida, distinta, curiosa. En suma, atractiva. Y no puedo dejar de recordar los primeros momentos que siguieron a la decisión de continuar desde el mundo de las ideas al de lo tangible. Una de las primeras preguntas fue "¿Por qué?". Aún hoy no tengo respuesta. Afortunadamente, pronto, muy pronto, entendí que era muy posible que jamás la llegara a tener, dejando de ser una piedra angular que formara parte de base alguna.


¿Por qué? Ni idea. No soy capaz de explicarlo. Me basta con reconocerlo, dominarlo, conducirlo, disfrutarlo, someterlo, y fluir con ello. Fue suficiente para construir un marco, el ambiente en el que poder ser sin romper nada, o al menos, sólo aspectos accesorios, que no provoquen daños a terceros.


Así que no tengo la menor idea. A mí me basta. Pero me encuentro con frecuencia que quien comparte conmigo ese espacio, sobre todo cuando se convierte en algo que va mucho más allá de lo ocasional, trata de conocer "mis por qué". No puedo dar respuesta. No la doy, claro. Y entonces, vienen las apreciaciones sobre la supuesta impentrabilidad de mi ser. "No te dejas conocer", suele ser la sentencia. Pero creo que no ocurre eso. Porque, aunque parezca que no, acabo siendo absolutamente trasparente en lo que motiva mi estímulo, interés, deseo, y suelo ser inusualmente concreto y claro con el objetivo que persigo. No sé, imagino que el ser capaz de enunciar todo eso con aparente claridad y sencillez debe hacer sospechar que me guardo bajo siete llaves las respuestas a todos esos "por qué" que nunca he sabido proporcionar.  


Imagino que también parte del error proviene de la necesidad (consciente o no, pero comprensible, por otro lado) de tratar de correlar mi comportamiento y carácter en ese ámbito tan especial con el resto de mis característicasmás comunes y cotidianas. Si la hay, no es fácil de establecer. Y yo hace mucho que dejé de perder el tiempo en buscarla.

 

No sé si por eso parece que soy difícil de explicar. Yo creo que no. Supongo que se trata en el fondo de cierta impaciencia mezclada con una necesidad de controlar lo que suele estar fuera del alcance de quien lo persigue. Y eso hace que la explicación sencilla, trivial, casi obvia, parezca una cortina que oculta la presencia de lo verdaderamente esencial. La vida, parece, es eso que acontece mientras tratas de explicártela. 

 

Si algo fluye con fluidez, yo no perdería el tiempo en tratar de destripar su mecanismo. Pues cuando deja de funcionar, entonces si que ocurrió algo que puede ser verdaderamente difícil de explicar. 

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