viernes, 21 de abril de 2023

Sicalipsis en blanco y negro

 

No está mal, como elemento sugerente, o declaración de intenciones. Aporta un aroma fetichista que realza el estímulo perverso. Quizá sea por su falsa naturalidad. Así, es impagable como fuente de un deseo intangible, imaginado, artístico, onírico.

Pero, como toda la excitación estética, pierde ante el estímulo en vivo. Pierde, pues rara vez la fantasía parcial se materializa en plenitud. Al hurtar elementos perceptivos, que en el acto consciente van a estar ahí, es difícil que proporcionen más satisfacción que la emulación puntual generada de la imitación de un icono.

Quizá es lo primero que hay que distinguir, la fantasía basada en un elemento perceptible por los sentidos de la creada en la imaginación ajena a formas concretas, o dicho de otro modo, basada en sensaciones y no en percepción sensitiva. Porque lo sensitivo no se puede modelar, los sentidos transmiten fielmente. Al contrario, lo que apela a sensaciones producidas en el cerebro y generadas por él (dominio, humillación poder, obediencia, mando) no tienen patrón físico que las pueda desmentir por comparación.

Por supuesto, hay grados, y personas capaces de disociar la sensación percibida de los sentidos de la imaginada. Pero en mi experiencia, son los menos. Y yo no tengo esa capacidad entre mis habilidades.

Por eso, distingo entre excitante y posible, en mi estrecho margen de disociación. Y así, para mí el blanco y negro no deja de ser un estímulo alentador sin mucho más recorrido que el de mero catalizador en alguna situación puntual. La satisfacción del espíritu artístico queda aparte, claro está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario