viernes, 26 de mayo de 2023

Pelirroja....y más

Cuando la vi llegar, me encantó, claro. Pues, ¿a quién no le agrada que se le aproximen varios de sus fetiches? El pelo rojo, encendido, enmarcaba una mirada azul, sostenido por la piel clara que la blusa trasparente dejaba algo más que adivinar. Al aproximarse, además, los bultos indisimulados de los pezones, evidentes aún bajo la tela del sostén, completaron un cuadro visual que ni siquiera habiéndolo descrito con anterioridad habría podido ser más atractivo.

Con todo, lo mejor está en el interior. Donde debe estar, justo detrás de la mirada celeste, bajo la melena colorada, fluye todo aquello que da sentido al envoltorio. Así, el estímulo no se atenúa tras el goce de la vista y la suavidad del tacto.  De ese modo, a la hora de la verdad no depende de aspectos más contingentes que otra cosa, por mucho fetiche que contengan. La conversación, el lenguaje corporal, el carácter y la disposición que va aflorando prometen algo más, mucho más, que placer para la vista. Es más, una vez la imagen visual ha sido creada, difícilmente tendrá un recorrido que aumente en profundidad e intensidad, si no aúna otras características y la capacidad para ser lo que el deseo dibuja desde esa imagen que mezcla rojo, azul y palidez. Y se da. Pues además, es tan puta, pero tan, tan puta, que es complicado ofrecer una medida de hasta dónde puede llegar. Puta, masoquista, con carácter y coherente, consciente de ello y dispuesta a hacer disfrutar a quien ponga de manifiesto tan deliciosa condición en todo su esplendor.  

Eso pienso hacer, naturalmente. Hasta que el rojo brillante que la corona se funda con el fuego incandescente que fluye del interior sin que ella pueda tener ni un átomo de control. 

Y más.

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