jueves, 3 de octubre de 2013

Stormy Thursday

O jueves tormentoso. El día esta encapotado, bastante. Anunciada lluvia segura, según la previsión. Eso sí, unos más que agradables 25 grados. Perfecto para salir a jugar, pues la nubes y la lluvia tienen la virtud de sacar a la gente de las calles, y más de los parques. Bueno, en Inglaterra no pasa, pero no estamos allí.

Si no fuera por la falta de luz, el ambiente bajo las copas de los árboles tan frondosos del aparcamiento parecería casi caribeño. La humedad se respira, y casi se palpa. A la hora en punto aparece y estaciona a mi lado. Viene vestida ideal para jugar con ella. Accesible, cómoda y dibujando las curvas como me gusta. Sí, no puedo evitar sonreir al verla, y menos aún al concebir la idea que su vestuario me ha sugerido.

Vamos allí, a la atalaya del parque que domina toda la zona, escondido entre la vegetación. Un lugar perfecto que permite controlar sin ser casi visto. De entre todos los cacharritos tomo simplemente una cuerda y nos encaminamos al lugar


Sabe lo que le espera. O no, tan sólo lo imagina, que es aún mejor. Llegados al sitio, veo como lo recorre con la vista, nerviosa. Está descrito en alguna otra entrada, y me parece que en cierto modo lo reconoce. Ya estamos en situación de juego, aunque ella aún no está para nada. Mira a todas partes, buscando ojos que nos observen, presencias que se acerquen.....y aunque no hay nada ni nadie, parece como si estuviera en la plaza Mayor.

Y así se coloca en posición, y llega un azote, y rubor, y más miradas, y excusas apenas musitadas, y gestos de cara y cuerpo, y nervios, y sí pero no, y no me lo puedo creer, y no será capaz, y viene alguien....... Mientras va mostrándome todo aquello que quiero ver, tanto por fuera como en su interior. Y poco a poco va entrando en el juego.

Su vientre sobre mis rodillas la introduce aún más, poco a poco, y noto como se va centrando en lo que tiene ante sí, y olvida el entorno. Actos repetidos, cada vez con más descaro, con más tiempo, con más pausa, ante mi aparente displicencia. Y entra la cuerda en juego, provocando el primer click, y que la excitación y el deseo tomen por asalto a la vergüenza. Y cada vez la mirada está más cerca, y ya ni siquiera ve, y la respiración se agita, y ya no busca mi boca con ansia para tranquilizarse, y se deja ir, absolutamente, y entierra su cara en mi pecho, y suspira para si, y noto su aliento entrecortado, el temblor de las piernas, la súplica.....y la cuerda mojada, el cuerpo desmadejado que se deja caer, casi inerte, se aferra a mis piernas, y se restriega contra ellas, fundiendo la piel como lo ha hecho su mente.

Agarro su pelo, acaricio su nuca, la levanto, susurro en su oído, beso su cuello y noto que es mía. Y ya no hay rubor, ni más miradas, ni excusas apenas musitadas, ni gestos de cara y cuerpo, ni nervios, y es sí pero sí, y me lo puedo creer, y fuiste capaz, y yo también, y.....más, y más y más.

Siempre más.

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